Elecciones presidenciales: ¿Oportunidades para las finanzas?

La industria financiera, en general, es un negocio de confianza. Por eso las elecciones presidenciales suelen impactarla.

Se puede prever que las iniciativas alrededor de este sector serán prioritarias durante todo el sexenio, debido al impacto que suele tener en el resto de la sociedad.

Por: Gilma Díaz | Directora de Ventas de FICO para la región NOLA

Prever la evolución de un país, sus políticas públicas y legislaciones, siempre es complicado. Y hacerlo en año de elecciones presidenciales lo es todavía más.

Con todo, aun cuando cada uno de los aspirantes para el proceso electoral de este próximo 2 de junio tienen visiones y propuestas particulares, es un hecho que México lleva muchos años con una economía estable.

Esto obedece, en gran parte, a su posición estratégica tanto a nivel geográfico como económico. Y en FICO estamos seguros de que así seguirá siendo en el marco de este nuevo sexenio, al igual que en los años por venir.

Más allá del camino que se defina para temas cruciales en relación con la banca – dado el peso que tiene este sector a nivel nacional para impulsar el crecimiento de la economía (como ocurre en cualquier país) – se puede prever que las iniciativas alrededor de la industria financiera serán prioritarias durante todo el sexenio.

En la agenda están temas como el impulso regulado e inteligente del Open Finance y Open Banking; el fomento de la inclusión financiera; y una legislación para hacer frente al creciente problema tanto de los fraudes como de las estafas, cada vez más complejos y evolucionados.

En FICO confiamos en que los avances que estos tópicos en el periodo 2024-2030 serán evidentes. Esto gracias – por un lado – a la notoria atención puesta tanto en la generación como en la actualización de políticas y regulaciones, para unas reglas del juego acorde a los tiempos actuales y por venir.

Por el otro lado, a la evolución de las dinámicas empresariales y de los consumidores, apalancadas por los avances tecnológicos, la digitalización y una conectividad que continúa incrementándose a nivel nacional.

Lo que está por venir para el sector

Es innegable que el país se beneficiaría con una mayor penetración del acceso a Internet y mayor uso de la tecnología en los hogares.

Esto incluye el impulso de la banca digital, pues ésta difícilmente se dará sin tales ingredientes.

Asimismo, inyectar innovación en los procesos y servicios de la industria financiera colaborará con el desarrollo de la economía y el posicionamiento del país en el escenario global.

No es secreto que dar los pasos necesarios hacia los puntos mencionados ayudará a catapultar a México en este sentido.

Ahora bien, una vez cumplidas las disposiciones necesarias, las nuevas perspectivas de transparencia y compartición de información que sostienen al Open Banking y al Open Finance, traerán grandes beneficios.

Los usuarios podrán elegir los productos y servicios que más se adapten a sus necesidades en un entorno consolidado. Por un lado. Y, por otro, se facilitará que las empresas creen nuevos modelos de negocio sostenibles en un ambiente que fomentará la innovación, colaboración y eficiencia competitiva.

De paso, las nuevas prácticas acercarán a individuos que, hoy por hoy, no tienen acceso a productos financieros, con lo cual gana el país en términos de inclusión financiera.

Más allá de lss elecciones presidenciales: la banca abierta

La banca abierta generará una transformación que hará que las organizaciones logren ese binomio tan deseado como complejo de alcanzar:

Ampliar su capacidad de detectar fraudes y gestionar riesgos financieros, al incorporar analítica de Big Data, IA e IoT
Mientras mejoran la experiencia de los clientes.

Así lo sugiere un reciente reporte de Research and Markets, el cual calcula que el mercado de la también llamada Banca Abierta pasará de:

Un valor de UU$21.300 millones en 2022
A US$67.800 millones para 2028.

Sin duda, el camino para hacer realidad esta nueva era de los servicios financieros comienza por reconocer la importancia de un marco legal claro y equitativo.

El mismo debe incluir a Fintechs, a las instituciones tradicionales y el resto de los participantes en la industria.

Cabe destacar que esto es algo que ya está ocurriendo por parte de los reguladores y demás entidades interesadas.

De hecho, México fue pionero en Latinoamérica al lanzar una Ley Fintech (en marzo de 2018), y esta regulación fomentó el desarrollo del sector de tecnologías financieras.

Con todo, hemos tenido un lustro algo estático, y es necesario avanzar en el seguimiento de la regulación.

Todo nos lleva a pensar que el tema está por moverse.

Para tomar nota

Por un lado, en marzo pasado Felipe Vallejo, presidente de la Asociación Fintech México (que agremia a más de 180 empresas), dio a conocer públicamente que desde entonces la organización trabaja en un decálogo de principios.

De estos saldrá la propuesta de Ley 2.0, la cual será presentada ante las plataformas políticas de las elecciones de 2024.

Por otro, la digitalización avanza de forma imparable, y su creciente aprovechamiento por parte de la población, sin duda impulsarán el avance en este crucial pendiente.

El rol de los proveedores de TI – como FICO – es crucial para estos momentos de evolución, pues apoyan el crecimiento y transformación de la industria financiera.

Ello mientras cumplen – mediante la tecnología adecuada – con las disposiciones de ley para la seguridad y tranquilidad de los usuarios finales.

Las acciones de FICO a este respecto son, principalmente, promover la banca componible basada en inteligencia artificial (IA).

De esta manera, se derriban las barreras e ineficiencias internas de las instituciones financieras, a fin de que éstas puedan alcanzar el punto de valor real.

Es decir, lograr tomar miles de decisiones inmediatas e hiperpersonalizadas. de manera objetiva. Esto les permitirán avanzar a la velocidad que se requiere.