Nicholas Negroponte fue el que tiró la primera piedra, al cuestionar al incrementalismo como enemigo público número uno de la innovación y desde el punto de vista de las empresas de desarrollo de software, esta afirmación cobra mucho sentido.
El modelo de negocios de las empresas del siglo pasado, no condice con las necesidades de la economía actual, siendo cuestionables los modelos verticalistas de los neandertales que sustentaron su poder en un sistema jerárquico que atacó siempre el desarrollo de las ideas y la creatividad.
Desde ISO a Six Sigma, pasando por todas las metodologías, fueron aplastando de forma sistemática los procesos creativos y el talento en las empresas de tecnología tradicionales marginando a todos los miembros de las fuerzas laborales de forma contundente y precisa.
La teoría de Darwin acerca de la evolución de las especies, la cual he citado en múltiples notas anteriores, marca con claridad que ante un cambio de entorno, sobreviven las especies que mejor se adaptan al nuevo escenario.
Las empresas neandertales no tienen posibilidad de desarrollarse en este entorno caótico y de cambio continuo en el que vivimos, están condenadas a desaparecer. En la Revolución Horizontal, el libro de Alonso – Arébalos podemos encontrar pistas claras de cómo la creatividad, ayuda a generar ubicuidad dentro de la economía del conocimiento.
La corrección en los procesos por la corrección misma, genera beneficios en el corto plazo, pero en el largo plazo dilapida la sustentabilidad propia de la empresa hasta hacerla desaparecer.
Las metodologías de procesos que han consumido ríos de tinta, son sin duda las principales defensoras de la teoría marxista que sostenía que el trabajo no es algo voluntario, muy por el contrario, es algo forzado con el único fin de obtener un salario, para satisfacer las necesidades expresadas en la pirámide de Maslow.
En la década de los 70 y los 80, trabajar en una multinacional de tecnología era sinónimo de seguridad y pertenencia, y los empleados se sometían con singular resignación a ser parte de estos engranajes, pero hoy en día, esa seguridad se ha desvanecido por el simple hecho de que ni las empresas pueden estar seguras de sobrevivir con los viejos preceptos de neandertales.
Es muy común ver a muchos funcionarios que han sufrido el “despido interior”, en la renuncia invisible a poner el menor esfuerzo en el trabajo propio y mucho menos aún creatividad, ideas y pasión que hoy son solo posibles en las empresas dirigidas por cromañones.
Uno de los puntos más sobresalientes a mi juicio de “La Revolución Horizontal” habla del individuo que toma protagonismo en la web, abandonando el rol pasivo de leer y pasa a ser intérprete de la web social.
Si trasplantamos esta nueva visión del individuo que brindan Gonzalo Alonso y Alberto Arébalos a la empresa moderna, comprendemos que el individuo cromañón esta vivo y dispuesto a ocupar su lugar en la economía del conocimiento.
Esta realidad social, esta visión mucho más humanista del trabajo, esta necesidad de encontrar un lugar en este nuevo escenario ha transformado al mundo.
Las redes sociales, no son un hallazgo casual, son la expresión más palpable de una sociedad mundial que como la naturaleza, se abre paso derribando a los Gigantes de Rodas que sostenían al mundo de los negocios neandertales.