A medida que las ciudades crecen en población y en expansión, también crecen sus problemas. Éstas son el epicentro para la actividad de los delincuentes y a medida que crece la población, también aumenta el riesgo al que deben enfrentarse las fuerzas de seguridad. Las megaciudades de más de 10 millones de habitantes cada vez son más; sólo 28 de ellas albergan a 453 millones de personas. El ciberdelito, que se incrementa un 10% anual, es un problema más en ellas.
Y no hablamos del delito común y corriente, que también hay que atacar. Estamos hablando de un delito más sofisticado; mucho más evolucionado, silencioso y que no se ve a la luz pública. Estos ciberdelincuentes incorporan herramientas y procesos cada vez más complejos y el rol de los organismos de seguridad cambia para adaptarse a las nuevas necesidades sociales, ya que la población en las ciudades genera la necesidad de manejar grandes volúmenes de datos; datos que los ciberdelincuentes anhelan tener.
En este contexto, es necesario repensar el rol de la tecnología al servicio del policía. Por otro lado, en los últimos años, las comunicaciones y la tecnología para la seguridad han tenido grandes avances, no sólo en el ámbito de la coordinación de operativos, sino también en cuanto a los dispositivos para transmitir información. La importancia que tiene la permanente comunicación de voz en situaciones críticas es indiscutible.
Pero más allá de la cantidad de equipos, si pensamos en la creciente complejidad del accionar delictivo y en cómo se verá el funcionario policial en unos años más, es preciso darle una especial relevancia al tema del manejo de datos, imágenes, fotos y los vídeos como fuente de información para tomar decisiones efectivas, sino seguirá sucumbiendo ante el ciberdelito..
Una de las tendencias más sólidas y el salto más grande en el mundo de las emergencias y seguridad pública es “la seguridad pública inteligente”; la incorporación de datos de alta velocidad junto con la movilidad. Esto potencia la información disponible, y permite algo muy poderoso: que las fuerzas de seguridad pública puedan prevenir o anticiparse a un hecho delictivo.
Si bien las herramientas de comunicación asociadas comúnmente a las fuerzas de seguridad son los radios, la tecnología LTE permite incorporar por primera vez dispositivos inteligentes y robustos con acceso a datos e imágenes de alta definición y en tiempo real. También pueden obtener en forma inmediata la información almacenada en bancos de datos remotos, realizando consultas en vivo y en directo, además de poder ubicar agentes en campo y rastrear sospechosos, entre otros beneficios que minimzarían el ciberdelito.
Usar LTE para la atención de emergencias y seguridad pública permite que cada oficial o agente tenga un centro de comando inteligente en su mano. Para que esto sea posible en el país, es clave que el Estado asigne capacidad de datos dedicada en LTE para seguridad pública y emergencias.
Otro aspecto interesante para acabar o minimizar el ciberdelito y los ciberdelincuentes, es la posibilidad de ofrecer interoperabilidad entre múltiples redes, que permite, por ejemplo, que un policía mantenga la comunicación con un bombero, personal de emergencias médicas o un funcionario, desde donde se encuentre e indistintamente de la red que tenga disponible en ese momento. Este “servicio unificado” se logra a través de aplicaciones avanzadas de seguridad pública posibilitando adaptar la comunicación a las redes disponibles asegurando siempre su correcto funcionamiento.
Las posibilidades del LTE pueden extenderse aún mucho más, como el reconocimiento facial y la incorporación de drones; éste es sólo el comienzo del camino de la tecnología a favor de la seguridad y la minimización del ciberdelito. La premisa básica para el desarrollo de una red de seguridad y defensa durante eventos masivos es contemplar “los peores escenarios posibles”, garantizando cobertura, capacidad y disponibilidad permanente para que los equipos que brindan asistencia nunca queden imposibilitados de comunicarse.
Esta tendencia mundial se está convirtiendo en realidad en la región. Por ejemplo Estados Unidos, Paraguay, Brasil, México, Panamá, Chile, entre otros, ya han tomado previsiones para la designación de espectro dedicado a seguridad pública y emergencias en 700 MHz.
Asimismo, en la reunión de la CITEL realizada recientemente en Ottawa, los países de Latinoamérica, EE.UU. y Canadá llegaron a un acuerdo para apoyar que la banda de LTE para seguridad publica en 698-869 MHz sea aprobado.
Es sumamente recomendable y necesario que Argentina, en este caso, pueda destinar espectro o capacidad de datos para banda ancha de comunicaciones de emergencias y protección y seguridad pública en 700 MHz, atendiendo la recomendación de organismos internacionales y siguiendo el ejemplo de nuestros países vecinos ante el ciberdelito..