Kroll dio a conocer los resultados del estudio 2015 de benchmarking en anticorrupción y antisoborno, llevado a cabo de manera conjunta con Compliance Week, y que tiene como objetivo dar información de primera mano a las compañías acerca del lastre que significan el soborno y corrupción al interior de las mismas.
El estudio reveló que la preocupación principal del 93 % de los 252 grandes empresarios encuestados en todo el mundo, es el pago de sobornos, seguido del lavado de activos (61 %), manipulación de ofertas (60 %) y fijación indebida de precios (56 %). Además, informó que el 50 % de las empresas anticipa que el riesgo de soborno y corrupción aumentará en su compañía, el 72 % de estas asegura que el motivo principal es que su negocio se expande a nuevos mercados que no conocen lo que los hace vulnerables o que están cada vez más contratando a terceros como parte de sus operaciones.
Las relaciones con terceros (proveedores, asesores, socios, etc) siguen siendo la mayor debilidad en los programas anticorrupción. Las personas que fueron entrevistadas para el reporte mencionaron tener relación en total con al menos 2 mil 900 terceros y 65 % aseguró que en su negocio aumentarán el número de relaciones con terceros, lo preocupante es que el 48 % afirmó que jamás han entrenado o incluido a sus terceros en sus esfuerzos anticorrupción. Si bien dicho número es menor al reportado el año pasado, donde 58 % de los encuestados respondió que no educan asesores externos en sus políticas anticorrupción, sigue siendo una cifra alarmantemente alta comparado con el 27 % que sí entrena a sus terceros al menos una vez al año en la lucha contra el lavado de dinero y otras irregularidades ligadas a la corrupción.
“Para una buena proporción de compañías, existe una clara oportunidad para mejorar sus esfuerzos en contra del soborno y de la corrupción, los resultados indican que cada vez más las compañías comprenden la importancia de incluir en sus programas de corrupción a sus asesores externos; así que esa práctica rápidamente se convertirá en una norma”, asegura Brian Weihs, Director de Kroll México.
El número de compañías que reportan tener en marcha programas de debida diligencia en asesores externos se ha incrementado del 87 % reportado en 2013 a 92 % en lo que va del año, sin embargo el seguimiento es un insuficiente ya que mientras el 58 % de los encuestados calificó sus procedimientos de investigación como “efectivos” o “muy efectivos”; la confianza en el monitoreo del cumplimiento después de que comienza una relación fue tan solo del 33 %.
El Director de Kroll México confirma que una compañía que posee la mentalidad de “investigar y archivar”, raramente vuelve a visitar los registros de sus terceros. Weihs recomienda que el grupo de compañías que cuentan con relaciones con terceros deben categorizarlos por nivel de riesgo y reevaluarlos a todos cada 4 años; con mayor frecuencia aún a los de mediano y alto riesgo. Weihs comentó que habría que comparar los costos de un programa robusto de cumplimiento, que podría resultar relativamente costoso, con los probables costos en multas, de daño a la reputación y de los esfuerzos de recuperación que significarían acusaciones de cohecho sin poder mostrar medidas adecuadas de prevención.
Por lo tanto, las políticas que las compañías deben considerar seriamente es saber con quiénes se están trabajando de manera conjunta, para lograr objetivos de negocios. Esto sirve para minimizar los riesgos de fraude, así como tener mucha claridad a quiénes contratan las compañías, con quiénes hacen negocios y quiénes son sus proveedores.
“Las cifras del reporte nos deben llevar a la reflexión acerca de lo que las compañías están haciendo para mitigar el soborno y la corrupción que puede presentarse al interior de sus entrañas”, finalizo el directivo.