Gamers ahora disponen en Latam de SSD más fría
Las organizaciones de Asia Pacífico están poco a poco volcándose hacia el software de fuente abierta para ayudar a reducir los costos, de acuerdo con una investigación dada a conocer por IDC.
El grupo de análisis encontró que aplicaciones CRM, manejo de bases de datos y el software de virtualización eran las variedades más prominentes de fuente abierta de dos reportes titulados Asia Pacífico (excluyendo a Japón) Adopción de Software de Fuente Abierta en el 2009 y Asia Pacífico (excluyendo a Japón) Adopciones de Software de Fuente Abierta: Caso de Estudio de Cliente, respectivamente.
El vecino al Norte de Australia, Indonesia, por ejemplo, tiene un 34,5 por ciento de los que respondieron planeando implementar una aplicación CRM de fuente abierta durante los próximos 18 meses.
“Verticales como servicios de distribución (13,0 por ciento), servicios de infraestructura (12,1 por ciento) y sector público (11,8 por ciento) planean implementar aplicaciones CRM de fuente abierta durante los próximos 18 meses”, dijo en un comunicado el analista de mercados de IDC Asia/Pacífico en Investigación de Aplicaciones Empresariales, Ridhi Sawhney. “El sector público ha comenzado a considerar la fuente abierta no solo por sus obvios beneficios de reducción de costos, sino también con una promesa de construir un ecosistemas, bajar la barrera de entrada y promover la adopción de fuente abierta”.
El empuje de la fuente abierta también ha sido resaltado pro el gerente general global de Aparatos de Búsqueda de Google, Cyrus Mistry, que dijo que el éxito del negocio de Aparatos de Búsqueda de Google depende de los desarrolladores en fuente abierta y la comunidad de vendedores independientes de software (ISVs).
Siguiendo la publicación de IDC, InfoWorld también seleccionó recientemente sus ganadores Bossie Award, el mejor software de fuente abierta para los negocios.
IDC no devolvió las consultas para hacer comentarios al tiempo de esta publicación y no dio cifras específicas para Australia.
-Por Trevor Clarke
Computerworld Australia
SYDNEY
