Podría decirse que hoy en día el concepto de la sociedad de la información y el conocimiento, en su fase real de aplicación colisiona con una realidad dual de marcado perfil en espiral: una las tantas consecuencias negativas de la globalización económica desterritorializada es la profundización de la exclusión, en un sentido amplio.
Dos realidades aparentemente contradictorias de la sociedad de la información y el conocimiento se intensifican, -incluidos y excluidos- con la firme imposición de la globalización económico-tecnológica y el consecuente fortalecimiento de las asimetrías en la distribución del conocimiento y de la riqueza.
Una abrupta crisis – no sólo económica- pone a prueba nuestra capacidad de poder repensar y crear nuevos modelos, ya no sólo de desarrollo y crecimiento; sino de expansión horizontal del conocimiento como proceso dinámico incluyente. Es en esta dinámica liberadora que las tecnologías propias de la sociedad de la información y el conocimiento han creado el caldo de cultivo necesario para la génesis de un mundo caótico e interconectado, pero a su vez han catalizado procesos creativos renovadores necesarios para la superación de las asimetrías existentes en el mundo.
La globalización ha trastocado conceptual y físicamente las fronteras de las naciones, cuestionando cómo nos organizamos y vivimos la sociedad; derrumbando la vieja visión de unidad territorial que se cohesiona en torno a instituciones políticas nacionales. Hoy la conectividad es la nueva frontera del individuo y la web 2.0 sin dudas es la mayor acción de equidad sobre el pensamiento que el ser humano haya edificado jamás.