Mientras aumenta la demanda a las operadoras por conexiones inalámbricas más eficientes, urge dimensionar todo lo que las “oficinas sin cables” suponen.
CIO AMÉRICA LATINA | Por Elibeth Eduardo | @ely_e
Sin lugar a dudas, uno de los mayores retos que los Millennials suponen para las empresas es que están acostumbrados a mayores “comodidades” tecnológicas de las que algunas empresas tienen.
Atrás quedaron los tiempos en que las empresas (cualquier empresa) tenía las mejores condiciones en cuanto a conexión o equipos.
Como ya hemos visto en otros trabajos, a veces la velocidad de adopción de las PyMEs no es la mejor y las expectativas a veces tampoco son realistas.
Por ejemplo, ¿cuántos de sus colaboradores saben que casi se requiere un mayor cableado para tener una oficina con conexión “inalámbrica”?
Fuera de TI, probablemente, muy pocos. De hecho, el Director de Soluciones de Fibra para Planta Interna y Data Center Asia/Pacífico en CommScope, Matías Peluffo, realiza un paralelismo como la “la oficina sin papel” soñada pero jamás lograda desde finales de los años 60.
Pedir es más fácil que dar
Así, pese al esfuerzo más denodado de las empresas en la implementación de aplicaciones y nubes lo cierto es que el papel es un sobreviviente y, lejos de estar muerto en las oficinas, goza de muy buena salud.
Otro tanto pasa con los cables. Señala que, aunque muchos departamentos de TI están evaluando opciones para implementar sólo redes inalámbricas, hay evidencia de que el cambio hacia esta tecnología como la red principal puede hacerse de mejor forma si se hace gradualmente.
“Y, sobre todo, hay que adaptarla tanto a los requisitos de los usuarios como al entorno del edificio, incluso si esto implica tener que implementar soluciones de cableado adicionales“, destacó.
¿Por qué? Porque los resultados de los cambios “repentinos” pueden encontrar rendimientos por debajo de los esperados, especialmente en las horas “pico” ya que aún estás redes dependen mucho de las capacidades de las teleoperadoras.
Más, inclusive, que las cableadas pero estas últimas (por sus característica) tienen una mejor “administración” que balancea las cargas.
Habrá que esperar
Peluffo brinda un ejemplo de estos (muchos) casos de expectativas insatisfechas:
• Después de una pequeña prueba piloto exitosa, un gran edificio de varios pisos para una firma de seguros fue diseñado con una red WiFi de alta densidad como red principal, sin cableado a los escritorios. Después de mudarse al edificio, se descubrió que un radar cercano interfería con las señales WiFi y se tuvieron que instalar miles de cables a los escritorios fuera de horario de trabajo, lo que significó un costo significativamente mayor que si hubieran sido preinstalados.
Aunque lo que se busca en un futuro es contar con una oficina inalámbrica en su totalidad, una tendencia opuesta es evidente. Se requiere más cableado adicional para mejorar la conectividad y transmisión de datos a una cada vez mayor cantidad de dispositivos conectados.
“Los puntos de acceso inalámbricos como cámaras, sistemas de control de acceso, sensores, entre otros se han vuelto fundamentales, y requieren un ancho de banda que supera un gigabit por segundo. Esto está llevando a los diseñadores de infraestructura de edificios corporativos a adoptar un enfoque integrado para diseñar, planificar e implementar la infraestructura”, destacó el Director de CommScope.
Para él y por esta razón muchas empresas utilizarán una Red de Conectividad Universal (UCG) para soportar conectividad cableada e inalámbrica.
“Esto permitirá una máxima flexibilidad y menores costos operacionales”, concluyó Peluffo.