El gobierno de Chile está impulsando el emprendimiento y la innovación en todos los ámbitos, por cuanto ambos constituyen una vía fundamental para fortalecer las bases que cimentan el potencial de crecimiento de nuestra economía.
Sin perjuicio del impacto evidente que ello tiene sobre la inversión y la productividad, lo que nos mueve a actuar con fuerza en esta línea es el convencimiento de que la principal fuente de generación de riqueza que tenemos como país radica en la capacidad emprendedora de los chilenos, a lo cual se suma el hecho de que la posibilidad de emprender abre mayores oportunidades para todos.
Y en el caso particular de la innovación, habría que agregar que se trata de un ingrediente fundamental para lograr un desarrollo sustentable de la economía.
La convicción que tenemos en cuanto al positivo impacto que se puede lograr apoyando una cultura que promueva el emprendimiento y la innovación, como camino fundamental para poder avanzar en la ruta del desarrollo económico, en un marco en que efectivamente se abren mayores oportunidades para todos, nos ha movido a desplegar especiales esfuerzos en estas materias en los próximos dos años: durante el 2012 habrá una concentración especial en el apoyo al emprendimiento, y el 2013 será el año de la innovación.
En este marco, junto al Ministerio de Economía dimos un paso verdaderamente “innovador”: lanzamos un inédito Programa de Innovación y Emprendimiento Social, orientado a fortalecer la acción de entidades y empresas que promuevan actividades de este tipo, contribuyendo a la articulación de soluciones innovadoras en materias que tienen un impacto directo en la calidad de vida de los sectores más pobres de nuestro país. Lo novedoso es que esta iniciativa no la estamos realizando para apoyar actividades de “responsabilidad social” por parte de las empresas privadas, ni tampoco la concebimos para canalizar acciones de caridad. No. El objetivo que buscamos es la generación de proyectos que tengan una orientación social, pero con capacidad de sostenerse como negocio a través del tiempo.
Un ejemplo del tipo de proyecto que queremos apoyar es el que está llevando a cabo un emprendedor, quien, a través de un innovador proceso, mediante un dispositivo ha logrado convertir el agua no tratada que existe en los campamentos, en agua potable, la cual puede ser consumida por quienes ahí habitan.
El impacto que esto tiene sobre la calidad de vida de nuestros compatriotas más vulnerables es evidente y, visto como negocio, el producto tiene incluso proyecciones internacionales, para atender necesidades similares en otras zonas pobres del mundo. Iniciativas con estas características hay muchas, faltando sólo que se faciliten las oportunidades para poder llevarlas a cabo.
En el marco de este Programa de Innovación y Emprendimiento Social hemos realizado una convocatoria, abierta hasta el mes de abril, para que entidades y empresas con iniciativas que se enmarquen en este ámbito postulen a fondos de Corfo, bajo una modalidad de cofinanciamiento.
Estamos convencidos de que el emprendimiento y la innovación social también tienen un importante rol que jugar en el proceso de ir construyendo un país que hacia fines de esta década logre cruzar el umbral del desarrollo y eliminar la pobreza. Es una meta ambiciosa, pero entre todos seremos capaces de cumplirla.