En un mundo con una demanda de conectividad creciente, el Internet Dedicado Inalámbrico o IDI tiene algunas ventajas.
Frente a las necesidad de optimización de energia y reducción de huella de carbono, está alternativa supone una opción válida.
La lista de prioridades de las empresas ha crecido tanto que, pareciera, en realidad no hay una prioridad.
La continuidad del negocio, sin embargo, siempre debe serlo. Que la misma pueda lograrse con sostenibilidad es un objetivo creciente en la agenda empresarial.
La necesidad creciente de procesamiento de datos y conectividad parece, sin embargo, conspirar contra la aspiración de reducir el consumo de energía.
Esto es fundamental porque sin operaciones divitales, hoy en día, no hay posibilidad de crecimiento. Y este procesamiento requiere de conectividad.
En este escenario, el Internet Dedicado Inalámbrico (IDI) surge como una herramienta indispensable para habilitar y optimizar tecnologías verdes en el ámbito corporativo.
“La característica ecológica que más destaca al Internet Dedicado Inalámbrico (IDI) es, justamente, la inexistencia de cables. Por ende, prescinde de toda la infraestructura física necesaria para soportar ese formato”, explicó el Gerente General de Netline, Víctor Opazo Carvallo.
El ejecutivo, sin embargo, destacó que este no es el único elemento diferenciador: el IDI facilita el uso de Internet de las Cosas (IoT).
Foto Cortesía de Netline