La cultura organizacional puede ser un activo en muchos aspectos y lo es en la principalidad bancaria.
Ser referente del mercado supone un alto nivel de expectativas del cliente que genera presiones importantes.
Por: Fabio Kruzich | Director del área de Consultoría de FICO para LATAM
Cuando una institución financiera se convierte en la principal referencia para el cliente se conoce, hoy en día como principalidad bancaria.
Alcanzar este status es uno de los mayores desafíos competitivos que enfrenta quienes están en el mercado.
Con una competencia más feroz, alcanzar el estatus de principal socio financiero implica fortalecer tres pilares: tecnología, inteligencia de datos y cultura organizacional.
En conjunto, estos factores generan una experiencia personalizada centrada en las demandas y necesidades del cliente.
Una infraestructura tecnológica robusta y diseñada para integrar el ecosistema financiero es el punto de partida para alcanzar la principalidad. Especialmente, cuando hablamos de los llamados bancos tradicionales.
Para ofrecer una experiencia fluida y centralizada, los sistemas financieros necesitan hablar e interactuar con nuevas tecnologías.
El perfil del cliente
Existe un enorme desafío para mantener activo el legado y adaptarse a nuevas tecnologías que permitan transformaciones futuras.
Esta convergencia permite la creación de una visión única del cliente y facilita la implementación de soluciones, tanto más modernas como efectivas.
Armadas con información, las plataformas de decisión operan con agilidad y solidez de los datos, ya que estos se asignan de forma segura y precisa.
Ello garantiza la capacidad de ofrecer servicios personalizados centrados en las necesidades individuales.
La recopilación, estructuración y la analítica de datos proporciona a los bancos, especialmente aquellos que utilizan herramientas de inteligencia artificial (IA), información integral pero específica del cliente para identificar patrones y tendencias, predecir necesidades, así como mejorar la experiencia.
Cultura y principalidad
Alineada con la revolución tecnológica está la cultura organizacional y con ella toda la atención enfocada en la centralidad del cliente.
¡Nuevas generaciones, con nuevas exigencias están llegando al mercado y adaptarse a sus necesidades es vital!
Tan importante como los programas y plataformas que se comunican entre sí y permiten obtener información que contribuyen a la principalidad de los servicios, es el involucramiento de los empleados en esta estrategia de hiperpersonalización.
Sin embargo, para que sea eficiente, la formación continua del equipo es un punto de gran atención.
La adaptación a estas herramientas mejora la eficiencia operativa y crea un entorno de innovación constante. Por lo tanto, el uso de inteligencia de datos aumenta el volumen de información disponible para los bancos, los cuales pueden comprender mejor a sus clientes, de forma rápida y precisa.
Se precisa de un equipo preparado, capacitado y adaptado a las nuevas prácticas. Colocar al cliente en el centro de la estrategia es lo que marcará la diferencia en el uso de las plataformas. Los datos obtenidos de esta relación construida y nutrida en el tiempo.
Aportar valor a la experiencia del cliente, coordinar tecnología, IA, así como una hiperpersonalización combinadada con un ojo humano, atento y capacitado tanto para extraer como para ofrecer buenas experiencias, convierte a la principalidad bancaria en un activo de diferencial.
Un activo competitivo, que se desarrolla a partir de un alto grado de conocimiento del cliente.