No todos los negocios funcionan en las economÃas colaborativas. Los que sÃ, deben ajustar factores tecnológicos y sociales para su vigencia.
Por: Roberto Alfaro | Gerente general SCM Chile
Hace más de una década las economÃas colaborativas irrumpieron en el mundo, instalando este innovador modelo de negocios en todo el planeta.Â
Desde entonces, miles de firmas han logrado el éxito absoluto, transformándose en un hábito de consumo, acompañadas del desarrollo digital y de aplicaciones móviles.
En el caso de Chile, gracias al aporte del gobierno a través de Startup Chile – organismo dependiente de CORFO – se genera un atractivo espacio de oportunidades de desarrollo de diversos negocios en base a este modelo, principalmente basados en tecnologÃas de la información.
Porque, sumado a la incertidumbre provocada por la pandemia del Covid-19 y los conflictos nacionales e internacionales, éste mercado emergente se adaptó a las nuevas necesidades y contextos, en particular gracias a su perspectiva de cooperación, surgiendo disruptivas soluciones acordes a los desafÃos que se están presentando.
Lo que este sistema premia es la eficiencia y productividad, entregando beneficios a los trabajadores y dinamismo a las empresas.Â
Ello, en gratitud a su capacidad de desarrollo sostenible vinculada a la creación de aplicaciones que permiten a los usuarios relacionarse, intercambiar, vender bienes y entregar servicios o movilizar activos no aprovechados.
Mercado competitivo
Tanto en Chile, como en el resto del orbe, este modelo está consolidado dentro de los hábitos de los consumidores.Â
Son millones de personas quienes, diariamente, usan plataformas digitales para la venta de comida, transporte y hospedaje, por mencionar lo más frecuente.Â
No obstante, no todos los negocios pueden adaptarse a una economÃa colaborativa, pero aquellos que tienen la posibilidad de hacerlo deben considerar el factor tecnológico y social para mantenerse vigente.Â
Contar con una plataforma web o aplicación es uno de los aspectos más relevantes.
Se necesitan espacios virtuales que requieren soporte asà como la entrega de soluciones a través de un par de clicks. Todo de modo seguro y rápido.Â
La confianza entre los usuarios y colaboradores, como principal elemento cultural y social, debe ser estrecha y con un diálogo directo.Â
Es por esto que plataformas de la talla de Airbnb, Uber o Rappi cuentan con un sistema de calificación de manera tal que, al momento de decidir hacer la compra, el cliente esté bien seguro de que obtendrá lo que se le promete.
Nuevos paradigmas para economÃas colaborativas
Con todo, está más que claro que las empresas tradicionales deben estar preparadas para que cambien las reglas y prioridades de los clientes.
Por lo mismo, deben estar abiertas a cambios, crear estrategias, y no enfrentarse al modelo colaborativo.Â
De hecho, para que el crecimiento de éste se mantenga al alza es clave contar con el apoyo tanto de los consumidores como de las instituciones.Â
De esa forma los cambios serán progresivos y estarán apoyados por sus involucrados, quienes desde cada espacio serán gestores a favor de las economÃas colaborativas.
Es necesario que aquellos paÃses donde estén presente los negocios colaborativos exista una conducta proactiva para actualizar y adaptar las normativas laborales.Â
Es clave que la regulación se adapte a las distintas realidades sin dejar desprotegidos los derechos de los trabajadores y la libertad de las empresas.
Esa resulta ser la verdadera fórmula para alcanzar el desarrollo y fomentar el crecimiento.
Por último, invertir en tecnologÃa e innovación generará mejores oportunidades, no solo para las empresas, sino también para las personas que podrán agregar valor a lo que hacen, generando cambios en el mercado laboral.Â
Se aumentan asà las habilidades requeridas y el mercado es más competitivo para todos.