El Open Banking es la práctica de compartir información financiera de forma digital, segura y en las condiciones que los clientes aprueben a través de APIs.
Por: Juan Camilo Arenas, director de Desarrollo de Negocios de Banca y Autenticación del Consumidor de HID Global para las Américas.
Durante la historia del sistema financiero se han presentado varios cambios importantes, que van desde la creación del dinero, pasando por la fundación de los bancos, la adopción de las tarjetas, la digitalización de los procesos y la utilización de aplicaciones móviles para distintas transacciones. Estos cambios han sido el preámbulo para llevarnos en la actualidad a un sistema de inclusión y democratización que ya es una realidad en distintos países, y que sin duda se presenta como la “nueva gran revolución bancaria”. Esto es el Open Banking.
Conocida también como banca abierta, el Open Banking es la práctica de compartir información financiera de forma digital, segura y en las condiciones que los clientes aprueben, a través de interfaces de programación de aplicaciones (APIs).
En este modelo, son los usuarios los dueños de su información y no los bancos, permitiendo así que las personas tengan la posibilidad de acceder a servicios de forma más rápida y eficiente, derribando barreras y trámites engorrosos de la bancarización actual.
La aplicabilidad del Open Banking va más allá de diligencias o requerimientos netamente bancarios y se expande a las Fintech (empresas que usan la tecnología para brindar servicios financieros) y al comercio en general.
En gran parte del mundo, especialmente en Europa y Norteamérica, el Open Banking ya es una realidad. Por su parte, en Latinoamérica su crecimiento ha sido desigual. Algunos países han tomado la delantera en materia de regulación y legislación, mientras otros se han venido quedando rezagados.
Para entender qué pasa en el mundo y como están los países de nuestra región en materia de legislación, es bueno analizar antes a las naciones pioneras en el tema, como el Reino Unido y los Estados Unidos. En el primero, el modelo se sustenta bajo unos parámetros regulatorios legales, y en el segundo la idea se ha ido desarrollando desde una perspectiva de voluntariedad e independencia de las entidades financieras, ante la inexistencia de un ente regulador oficial.
En el Reino Unido precursores en regulación de Open Banking dieron un paso muy importante con la normativa europea PSD2 (Payment Services Directive 2), la cual entró en vigencia en septiembre de 2019 y tiene como objetivo continuar y reforzar la seguridad de las transacciones, aumentar la competencia a nuevos jugadores y estandarizar el mercado único de pagos electrónicos de la Unión Europea, permitiendo así la intervención en los pagos a empresas TPP (Third Party Providers).
Aunque sin duda han avanzado, los mayores retos de estos países pasan por la adopción total del sistema y la implementación de mecanismos para aumentar la confianza de las personas a la hora de compartir sus datos.
Así va América Latina en Open Banking
Para hacer un análisis de Latinoamérica en cuanto a implementación del Open Banking es necesario examinar dos particularidades de la región. Por un lado, el tema de la bancarización, el cual según un estudio realizado por la empresa de mercados Ipsos – sobre una escala de 100 puntos- los países analizados de Latinoamérica solo llegan a 38,3 en cuanto a inclusión financiera se refiere y por otro, el del crecimiento acelerado de las Fintech, las cuales alcanzan a ser cerca de 1200 entidades según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Con el auge y crecimiento que han tenido durante los últimos años, sin duda se ha convertido esto en una oportunidad latente para el asentamiento definitivo de la banca abierta en esta parte del mundo.
Brasil y México, un paso adelante
Con las poblaciones más grandes y las economías más fuertes de Latinoamérica, Brasil y México son los países que más avances han presentado en cuanto a la regulación de políticas de Open Banking.
En el gigante suramericano, el Open Banking ya está en producción y fue el primer país de la región que promulgó una ley sobre el tema. Esta se enfocó en una estrategia por etapas, en la que se hizo la división de empresas para que entraran en el marco normativo, según su tamaño, tipo de industria y modelos de negocio.
En la primera fase se empezó de forma obligatoria con la exposición de datos de información básica, que incluye la liberación de información sobre canales de atención al cliente y servicios y productos financieros tradicionales, sin incluir todavía operaciones transaccionales.
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En las etapas siguientes, las cuales se encuentran en ejecución, los consumidores tienen el control para compartir sus datos y acceder a servicios como pagos y créditos a través de los canales de las instituciones financieras con autonomía de acceso y elección. Próximamente los usuarios van a tener más opciones para compartir su información de sus seguros, planes de pensión e inversiones en general, entre otro tipo de datos.
Por su parte México desde marzo de 2018 cuenta con la “Ley Fintech”, normativa que tiene dentro de sus objetivos la regulación del sector Fintech, avanzar en el uso de la tecnología en el sector financiero, y regular y poner en funcionamiento el modelo de Open Banking.
Con respecto a la banca abierta, la ley establece que todas las entidades financieras están en la obligación de compartir información por medio de las APIs de forma estandarizada, para así posibilitar el intercambio de datos entre éstas y terceros autorizados.
En la actualidad, cada vez más empresas de diversos sectores suman herramientas tecnológicas para adaptarse y aprovechar las bondades del Open Banking en favor de sus negocios.
Colombia con sustento normativo
El país le apunta a un modelo voluntario, en donde se busca incentivar a las entidades para que participen de manera libre en el acceso y circulación de datos de los usuarios.
Sustentados en la ley 1581 sobre protección de datos personales y la circular 029 de 2019 de Seguridad de la Información, el país espera avanzar de forma rápida y estar muy pronto a la par en materia de implementación como lo están en la actualidad México y Brasil.
Perú ya ha dado pasos
Aunque en el momento Perú no tiene una regulación, en la práctica el país viene compartiendo datos financieros desde hace algunos años. Mensualmente, los bancos y demás entidades financieras reguladas reportan el comportamiento de sus consumidores a la Superintendencia de Banca, quien paralelamente emite el Reporte Crediticio Consolidado (RCC) a cada una de las entidades.
El Banco Central de la Reserva (BCR) y la Superintendencia de Banca y Seguros del Perú (SBS), están trabajando de manera conjunta en una normativa que regule y ponga en funcionamiento de Open Banking. De concretarse la propuesta, esta debe pasar antes por el Congreso de la República, para su eventual aprobación.
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Argentina a la expectativa
Argentina no tiene en la actualidad una regulación oficial sobre Open Banking. El país debate entre adoptar el modelo regulatorio europeo, o el modelo americano que fue impulsado por el mercado. Varios expertos financieros de Argentina concuerdan en que lo mejor para ellos es basarse en lo positivo de los dos modelos y adaptarlo a la realidad económica y financiera de la nación.
Chile en fase inicial
Desde el año pasado, Chile está a la expectativa de la aprobación de una ley que regule las iniciativas financieras basadas en tecnología y establezca reglas estándar para el funcionamiento del Open Banking. Su consolidación y posible puesta en marcha, se espera que esté lista para dentro de dos años.
Centroamérica rezagada
Los países de Centroamérica no presentan mayores avances ni en regulación ni aplicación de Open Banking. El Salvador, como primer país en adoptar el bitcoin como divisa de curso legal, se muestra como una nación abierta a nuevas oportunidades para evolucionar en los modelos financieros tradicionales.
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Lo que nos espera en el futuro
Aunque no se va a la velocidad esperada, todo indica que a la vuelta de unos pocos años el Open Banking estará presente de manera definitiva y consolidada en Latinoamérica, por eso, contar herramientas de autenticación seguras, ágiles y que cumplan con los requerimientos legales, será una obligación para el sector financiero.
Dentro de las alternativas tecnológicas que ya han mostrado resultados concretos para el Open Banking, encontramos soluciones con la opción completa de verificación KYC (Know Your Customer), fáciles de implementar y simples de usar.
Ya el mercado ofrece soluciones de identidad intuitivas e inteligentes, personalizables en minutos, además algunas cuentan con sistemas de verificación que analizan y constatan hasta en setenta comprobaciones técnicas o bases de datos a nivel mundial la identidad de las personas, arrojando resultados que muestran si existen o no manipulaciones y/o falsificaciones, en los documentos de identidad.
HID Global, fabricante de soluciones de identificación, ofrece Identity Verification Service, compatible con un kit de desarrollo de software (SDK) que se integra completamente y sin problemas a las aplicaciones de los bancos.
Además, es una solución de identidad en tiempo real, que ha demostrado un 93% de efectividad de análisis de documentos correctamente clasificados durante la incorporación digital, logrando compartir información de forma segura, objetivo esencial para que se pueda desarrollar la banca abierta.
Lejos de ser un tema netamente tecnológico, el éxito de Open Banking pasa por un compromiso unificado de todos los sectores de la sociedad. Disposición para establecer reglas y leyes que vayan en concordancia con la realidad mundial, pero que a su vez se adapten a las necesidades de cada uno de los países, parecen ser factores definitivos que marcarán el camino a recorrer en Latinoamérica.
Después, la flexibilidad para ir en sintonía de los avances tecnológicos y contar con los aliados y el respaldo de compañías expertas en ciberseguridad y con experiencia en herramientas de autenticación, son aspectos importantes que ayudarán a la consolidación total de una nueva realidad financiera que más allá de la apertura de datos. Esto le apunta al empoderamiento de la información y de las decisiones de una manera responsable y autónoma por parte de los usuarios.