HPE entre los líderes de almacenamiento de Gartner
El uso de las TICs, considerado como uno de los motores de la evolución de la sociedad dentro de la nueva Economía del Conocimiento, es un elemento esencial para el desarrollo humano y económico y para la eficiencia y transparencia del funcionamiento del sector público.
Es sin duda uno de los mayores gestos de equidad en el uso y aplicación del erario, una real democratización de la información, transformada en conocimiento; así como también es la garantía de contar con un sistema propio que garantice de forma horizontal, igualdad de oportunidades para acceder al conocimiento y progresar.
Por mencionar un ejemplo concreto, es posible aplicar este proceso integral en el marco del desarrollo de una economía provincial de manera tal que incentive y acompañe la creación de empleo productivo local y así evitar el desarraigo de nuestros connacionales en todas las latitudes de nuestra geografía. No por pretender que las provincias se conviertan en compartimentos estancos para sus habitantes y que las fronteras entre las mismas sean límites para el desarrollo local, sino para que la movilización y dinamización de las economías de emprendimiento sea una elección libre en vez de una opción motivada por “males menores”.
La necesidad de introducir el concepto de glocalización viene de diferentes consideraciones. Gran parte de la literatura sobre la globalización ha tendido a asumir que se trata de un proceso que supera a lo local, incluyendo aquí a lo local a gran escala tal cual se ha manifestado en los diversos nacionalismos étnicos surgidos recientemente en varios lugares del mundo.
Esta interpretación ignora algunos detalles. En primer lugar, que la extensión de lo que se entiende por local se ha construido en gran parte sobre una base que va mas allá de lo local o que lo supera. Dicho de otra forma, buena parte de la promoción de lo local se hace desde arriba o desde fuera.
Gran parte de lo que se declara a menudo como local no es sino la expresión de lo local en forma de recetas generalizadas de la localidad. Incluso en los casos en los que no parece estar operando una receta concreta se halla actuando sigilosamente, es posible aseverar, un factor translocal.
En segundo lugar, mientras que la atención se ha centrado en estos asuntos relativos a las consideraciones espaciales y se ha dado una mayor atención a los vínculos entre las dimensiones espaciales y temporales de la vida humana, esas consideraciones apenas han tenido impacto, al menos hasta la fecha, en el debate acerca de la globalización y sus materias afines.
No se han realizado grandes esfuerzos para conectar la discusión en tiempo-espacio con el problemático asunto del universalismo-particularismo. Pero a pesar de algunos serios esfuerzos por resistir esta tendencia, persiste la contradicción entre universalismo y particularismo. En su sentido comercial, la idea de glocalización está íntimamente relacionada con lo que en algunos ámbitos se llama, en términos económicos, micromarketing: adaptación y propaganda de los productos y de los servicios con una base global o cuasi-global hacia mercados locales y particulares altamente diferenciados.
Damos prácticamente por supuesta la afirmación de que en el mundo la producción capitalista destinada a mercados crecientemente globales, la adaptación a las condiciones locales y particulares no es simplemente un caso más de respuesta comercial a la variedad global existente; suponiendo así que esa heterogeneidad existiera simplemente “por sí misma”.
Es necesario comprender los complejos procesos de cambios tecnológicos como ventajas para poder superar desde lo local los desafíos globales, en el marco de economías regionales dinamizadas por el conocimiento y el valor agregado distintivo que cada región puede dejar como impronta en los resultados palpables; esto es, mejor calidad de vida sustentada en ambientes sanos que estimulen el desarrollo del conocimiento de las personas.