El inicio de la semana es un buen momento para generar una reflexión particular referida al mundo de la tecnología y los negocios, ambos relacionados íntimamente con la felicidad personal.
En toda América Latina y puedo sumar a toda la península ibérica, desde donde muchos colegas nos leen a diario, podemos contar con los dedos de una mano, si convocamos a aquellas personas, que son inmensamente felices con el trabajo que realizan.
Toda la gente de tecnología –desde un analista funcional, hasta un arquitecto- fueron programados por el sistema educativo, con toneladas de lógica que han marcado su destino y su forma de pensar, de modo que la razón es la tabla de ley que rige todas las acciones de la vida, tanto laboral como personal.
Me he cruzado con decenas de CIOs que han alcanzado la cúspide de su carrera, han forjado un futuro inobjetable desde cualquier punto de vista profesional, pero en lo personal no han encontrado la felicidad, solo encontraron vacío y soledad, dos componentes muy diferentes al mundo ideal que planificaron al inicio de sus carreras.
La búsqueda espiritual en cierto momento de la carrera profesional se vuelve el tema central, lo único importante y todos nuestros valores se relativizan al punto que logramos dudar de todo aquello que dábamos por sabido y aprobado.
Si la gente feliz es mas productiva, trabaja mejor y abre los canales creativos, ¿por qué razón, no inducimos a los jóvenes que recién comienzan el camino profesional a buscar su luz interior de la espiritualidad para que el negocio como un todo pueda fluir en una frecuencia mas armónica?
No intento tocar a ninguna secta o religión, busco tener una mirada honesta y ecuménica del individuo, una mirada que nos lleve a que pueda explotar su BRILLO interno que tan relacionada está con el talento y la creatividad.
Quizás esta reflexión sea un buen disparador para anotar cuantas cosas hacemos por los demás en nuestro trabajo, cuanto hacemos por las personas para alcanzar un mejor resultado en lo profesional.
La energía que mueve al ser humano es una gran “Cloud”, que afecta al entorno todo si no creamos canales por los cuales los individuos puedan fluir como seres únicos.
Sospecho íntimamente que este tema, -quizás llamativo en este medio-, sea calificado como tontería por quienes no entiendan lo importante que es para un profesional abrir su cabeza a un despertar espiritual y hasta lo tilden de una anomalía editorial, mientras que a otros como mi buen amigo Jorge Cassino, Presidente Honorario de la Cámara de Software y Servicios Informáticos de la República Argentina, les provoque una sonrisa cómplice por que la luz comienza a salir de cada uno de nosotros, en busca de un mundo mas humano.
Por Marcelo Lozano
Director de CIOAL