La acusación de que detrás de una escalada de ataques cibercriminales se encuentra un país resulta interesante para la industria del cine, pero difícilmente aporte claridad a un mundo delicado, en donde la información se ha declarado de forma fáctica la nueva moneda patrón del mundo.
China asegura haber sido víctima de medio millón de ciberataques durante 2010. Así lo ha afirmado el Centro Nacional de Coordinación de Respuesta a Emergencia de la Red de Computadoras de China, quienes aseguraron que el 50% de los mismos fueron originados desde fuera de su territorio.
El informe dice que 14,7 por ciento de los programas maliciosos procedieron de direcciones de Protocolo de Internet (IP) localizadas en Estados Unidos, mientras que un ocho por ciento se originaron en la India.
El periódico oficial chino calificó de “irresponsables” las acusaciones de McAfee y negó cualquier vinculación entre China y estos grupos de hackers que denunció la empresa seguridad McAfee.
McAfee debería reconsiderar su acusación y probar lo que dijo o retractarse, el problema es demasiado sensible como para dejar cabos sueltos en un tema tan complejo como provocar una controversia con una potencia mundial en el campo de la tecnología.
Es fundamental en el mundo de la seguridad mantener el equilibrio sin generar pirotecnia verbal y no hay que olvidar que China tiene el mayor número de internautas en el mundo: 485 millones.