Declarado 2013 oficialmente como el año de la innovación, diversas organizaciones han centrando la discusión en la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, como también de incentivos tributarios que fomenten el proceso innovador. Pero más allá de estos esfuerzos ¿están las organizaciones locales conscientes de la combinación de actividades que los llevará a un proceso de innovación exitoso a largo plazo?
Esta pregunta la pude responder in situ al conocer Xerox PARC (Palo Alto Research Center), uno de los centros de innovación tecnológica más prestigiosos del mundo, ubicado en el centro de Silicon Valley.
Creado en 1970 por Xerox, PARC es un centro de investigación y desarrollo responsable de importantes acontecimientos como la impresión láser, Ethernet, el computador personal moderno y la interfaz gráfica de usuario (GUI).
Pero, más allá de los hitos tecnológicos, pude conocer lo que ocurre hoy, cómo sucede y cómo perdura el proceso creador por más de cuatro décadas. Parte de la magia radica en el actual modelo de negocio, el cual se basa en la asociación estrecha con los clientes, el desarrollo de prototipos basados en información de mercado y, particularmente, por una cultura que nutre la creatividad práctica.
Esta última constituye la columna vertebral del proceso innovador. Es la parte más importante sobre la que PARC ha mantenido con éxito la compleja ecuación entre I+D y los vaivenes económicos, construyendo así historia. De esta forma, innovar no es solamente crear algo nuevo, sino una estrategia a largo plazo que implica una cultura dispuesta a enfrentar desafíos y agregar valor. Para lograr este objetivo debemos considerar, en primer lugar, a las personas y sus ideas. Los colaboradores hacen su mayor esfuerzo cuando ellos saben que su trabajo y opinión son valorados por la organización.
En segundo lugar está el factor colaborativo. En PARC los recursos y procesos están configurados para facilitar la asistencia fructífera entre los individuos, los equipos internos, clientes y socios externos. De esta forma, se ha creado un ambiente donde la flexibilidad es alta y las personas tienen las instancias y oportunidades para intercambiar y desarrollar ideas con sus colegas.
Por último, está la comunicación. Esta es quizás la fuerza más poderosa, ya que la comunicación clara, honesta, respetuosa y fluida es esencial para mantener el progreso, la coordinación del trabajo, el establecimiento de la confianza y, por sobre todo, debe existir el convencimiento de que las personas y sus ideas tienen valor para la organización. Estos tres factores constituyen la columna vertebral de una cultura innovadora.
Conociendo esto, replanteamos la pregunta, ¿está su organización impulsando estos factores para hacer de la innovación un negocio a largo plazo?
Si construimos la estrategia innovadora desde sus cimientos, tendremos la oportunidad de dar un salto de grandes proporciones, de transformar los modelos de negocios de nuestros clientes y redescubrir las potencialidades de sus procesos, productos y servicios, haciendo una diferencia para ellos y el mundo, pero antes debemos tener claro que la innovación no es un negocio de un año y que aunque a veces, tarde décadas, vale el esfuerzo.
Por Rubén Burgos, Gerente General de Xerox de Chile