El cibercrimen está cobrando sus víctimas entre los negocios australianos, costándole más de A$600 de acuerdo con el último reporte de la Australian Institute of Criminology (AIC).
El reporte de la Australian Business Assessment of Computer User Security (ABACUS) basado en una encuesta nacional entre 4.000 pequeñas, medianas y grandes empresas, dice que las violaciones a la seguridad informática afectaron al 14 por ciento de los negocios australianos en el 2007, a pesar de que el 85 por ciento de los negocios usa herramientas de seguridad.
El principal criminólogo de ACI, el Dr. Russell Smith, dijo que las violaciones a la seguridad experimentadas por los negocios australianos fueron generalmente oportunistas en vez de dirigidas.
“El costo de los incidentes de seguridad computacional en los negocios australianos en el 2007 se estimaron entre $595 y $649 millones, mientras que los negocios invirtieron tanto como $1.95 mil millones en medidas de seguridad de cómputo”, agregó Smith.
En el 2007, el 13 por ciento de las pequeñas empresas, el 20 por ciento de las medianas y el 30 por ciento de las grandes se vio afectada por una violación de seguridad computacional, de acuerdo con los resultados de la encuesta.
El fundador y CEO de la compañía de seguridad Earthwave, Carlo Minassian dijo que los resultados de la encuesta son muy precisos y resaltan sus experiencias tratando con pymes.
“Típicamente las pymes no tienen experiencia en seguridad o un personal de tiempo completo o la infraestructura para asegurar sus ambientes y la mayoría raramente tiene los recursos para mantener su IT o su red, sin preocuparse por su seguridad”, estima Minassian.
La cifra para las violaciones de seguridad entre el 2006-2007 fueron de $360 para las pequeñas empresas, $2.757 para las medianas y $17.578 para las grandes.
Los virus de computadora y los ataques de código malicioso fueron los tipos de amenazas más reportados, con un 64 por ciento en los negocios.
“Las pymes necesitan ser educadas y reconocer que es un problema serio. Las amenazas son reales y no son exclusivas de cierto tipo de organizaciones”, finalizó Minassian.
-Por Kathryn Edwards
Computerworld Australia
SYDNEY