Bob Muglia, presidente de servidores de Microsoft y de la división de herramientas, se convirtió la semana pasada en el último alto ejecutivo que ha decidido separarse de Microsoft, incorporándose a una larga lista de trabajadores imprescindibles para la compañía que han ido abandonándola poco a poco.
Muglia, que llevaba 23 años en la empresa, se une al jefe de arquitectura de software Ray Ozzie, al presidente del grupo en entretenimiento y dispositivos, Robbie Bach, y al responsable del negocio de software Stephen Elop, entre otros influyentes y necesarios ejecutivos que durante los últimos nueve meses han dejado Microsoft.
De todos modos, Muglia puede haber sido la mayor sorpresa teniendo en cuenta que estaba al cargo de uno de las líneas de negocio más saludables y rentables de la empresa, y al haberse convertido en un leal soldado de Microsoft. Muchos analistas se han apresurado en afirmar que por ello “Bob es insustituible”. También han comentado que es difícil saber a ciencia cierta qué es exactamente lo que ha causado el desacuerdo entre Ballmer y Muglia.
Entonces, ¿hacia dónde se dirige Microsoft a partir de ahora? ¿Quién podría sustituir a alguien con los conocimientos y la experiencia de negocio que tenía Muglia sobre Windows Azure, por ejemplo?
A pesar de que muchos opinan que lo más probable es que la búsqueda de un reemplazo sea dentro de los muros de Redmond, ya que debe tener una profunda experiencia en la tecnología de Microsoft, podría darse un conflicto de intereses si forma parte de otra compañía similar hasta el momento, como por ejemplo Google, como comenta Al Gillen, vicepresidente de IDC.
Lo que todos apuntan finalmente es que debe ser un experto conocedor de servidores y tecnologías cloud, así como estar muy familiarizado con la compañía.