IDC estima que 2019 el 80% de los nuevos servicios digitales corporativos serán cargas de trabajo compuestas con interconexión segura y confiable de recursos -datos o análisis- provistos por terceros desde la nube.
Una amenaza importante para la transformación exitosa para la mayoría de las empresas sigue siendo el fracaso de sus organizaciones de TI para pasar de ser el facilitador de back-office de los procesos de negocio internos a desempeñar un papel de liderazgo como el motor que impulsa los flujos de negocios digitales entre personas, cosas y datos. Los centros de trabajo y las instalaciones perimetrales, como las salas de servidores y los armarios, ya sean propiedad de la empresa o de proveedores de servicios en la nube, son donde se está produciendo esta transformación.
Sin embargo, en el contexto digital donde las tecnologías de tercera plataforma como cloud computing configuran un nuevo escenario de operación para las empresas, el reto actual consiste en alinear las características de los centros de datos actuales de la mayor parte de las empresas con este nuevo elenco de escenarios de operación, así como ser capaz de atender las demandas futuras de la organización.
Modelo compuesto de las cargas de trabajo
En este contexto, según las estimaciones de IDC en 2019 el 80% de los nuevos servicios digitales de las empresas serán cargas de trabajo compuestas que necesitan interconexión segura y confiable con recursos de datos o análisis de terceros en instalaciones en la nube para, en 2020, poder asegurar volúmenes crecientes de datos generados por Edge, lo que impulsará al 40% de las empresas a configurar y operar almacenes de datos en múltiples instalaciones
Estas nuevas cargas de trabajo de las empresas están orientadas a clientes, por lo que las empresas necesitan que los activos situados en los datacenter se encuentren lo más cerca posible de centros de comunicaciones y de grandes ciudades. En este contexto, la localización geográfica importa cuando se trata de decisiones vinculadas con los centros de datos. Ya no es válida la premisa que se utilizaba cuando se construía un datacenter: las cargas de trabajo y mejoras tecnológicas se operaban en un entorno fijo y predecible. La creciente irrupción de la movilidad, el entorno cloud computing y el uso cada vez más generalizado de analítica de negocio está permitiendo explotar el valor de los datos y configurando un nuevo centro de datos que proporcione la agilidad necesaria dentro de este contexto de valor.
Mientras que la infraestructura obsoleta conlleva inevitablemente un mayor coste, la construcción de un nuevo centro de datos ofrece la oportunidad de construir espacios de mayor eficiencia energética.
En la actualidad no hay definida una arquitectura de TI dominante para establecer los diferentes modelos de gestión, ya que según datos de IDC, en países como España, el 73% de las empresas dispone de una arquitectura de cloud híbrida, aunque en línea con las estimaciones que apuntan a que en 2020 el 90% de las organizaciones dispondrá de uno o varios servicios multicloud, por lo que la gestión y orquestación de estos servicios es crítica para conseguir eficiencias en la organización.
Por ello, las prioridades de los centros de datos tienden a centrarse en la fiabilidad, la gestión e integración de los sistemas y la mejora de habilidades del personal. Los aspectos más técnicos, relativos al consumo y suministro de energía, la refrigeración y la capacidad, son también una prioridad.
Cargas on demand, seguridad y baja latencia
En este contexto, según IDC los retos del futuro de los datacenter para poder alinearse no sólo con la creciente demanda de manejo de cargas de datos, sino proveer de seguridad, minimizar la latencia y garantizar eficiencia, serán las siguientes:
- Manejo de nuevas cargas de trabajo: El 65% de las inversiones de infraestructura en el datacenter serán para sistemas de relación, conocimiento y acción, frente al mantenimiento de los sistemas de registro actuales. En línea con las predicciones de IDC que apuntan que en el año 2020 el 50% del gasto de TI estará asociado a datos, las empresas requerirán mejores infraestructuras de comunicaciones con el exterior.
- Evolución hacia Smart Datacenter: donde la automatización y gestión del datacenter es crítica, para dedicar sus recursos a otras tareas de valor añadido para el negocio. Para lograr esta capa “Smart”, el datacenter necesariamente deberá contar con un alto nivel de sensorización, convirtiéndose en un entorno de IoT que permita ventajas como mantenimiento predictivo, así como una mayor eficiencia de utilización de recursos y de energía. Sin embargo, esta sensorización provocará de por sí un aumento de los datos en la organización.
- Consolidación de Edge Computing: Según datos de IDC, el 30% de los activos TI residirán en micro-datacenters y puntos de servicio fuera de localizaciones centralizadas (Edge Computing). La proliferación de dispositivos móviles, servicios basados en Cloud e Internet de las Cosas (IoT) están redefiniendo la forma de plantear la topología física de los centros de datos. Los flujos de información entre las distintas fuentes de información se deberán coordinar más eficientemente y tanto las grandes como las pequeñas empresas están en proceso de rediseñar y hacer nuevas inversiones en la red.
- Eficiencia energética: Los datos de IDC apuntan a que el 8% de los nuevos datacenters usarán energías renovables o alternativas como fuente principal de alimentación, mientras que las nuevas arquitecturas de refrigeración y de rack continuarán mejorando la eficiencia energética.