La megafábrica de 32 GWh que Panasonic Energy acaba de inaugurar en el estado de Kansas en Estados Unidos es la segunda de tres que la marca tenía proyectadas.
Aunque estaba prevista, el escenario actual nos es el más propicio para las expectativas de la marca, debido a la baja en los precios del petróleo, la pelea entre el presidente de EE.UU. con el de Tesla y el conflicto comercial global.
El futuro no está escrito. Cuando Panasonic inició en 2.022 la construcción de la planta que recién inauguró en Kansas, el mundo acababa de sobrevivir a la pandemia de Covid-19.
Aunque los japoneses y las grandes empresas no son sentimentales, es de suponer que los ojos de sobrevivientes de hacen tres años veían el mundo de los autos eléctricos como un futuro seguro y en expansión.
Pero el mercado de estos vehículos da señales de ralentización en Occidente y de recalentamiento en China.
Si estás noticias no fueran los suficientemente preocupantes, en enero de este año Donald Trump se juramentó para un segundo mandato.
Seis meses más tarde, su cercana amistad con el presidente de Tesla, Elon Musk, parece haberse desvanecido en malos términos.
Esto es especialmente relevante porque, hasta ahora, las fábricas de Panasonic en Estados Unidos estaban previstas para asistir, con preferencia, la demanda de Tesla.
Para colmo, además de la guerra comercial a punta de aranceles que el gobierno del presidente Trump le ha declarado al mundo, los precios del petróleo a la baja desincentivan a transición hacia vehículos eléctricos o híbridos.
Entusiasmo cauteloso
¿Es, entonces, el mejor momento para que Panasonic acelere la producción de baterías en el país que no cree en los incentivos para la promoción de autos eléctricos?
La respuesta lógica pareciera ser: probablemente, no. Pero la planta está lista y se estima que representó una inversión de US$ 4.000 millones.
Así, aunque hay reportes de la prensa japonesa de una cautelosa desaceleración de las expectativas de expansión de la producción por parte de Panasonic, la inauguración y puesta en marcha es un hecho.
La nueva fábrica de Panasonic está ubicada en De Soto, a las afueras de Kansas City. La misma está especializada en la producción de baterías cilíndricas de ion de litio para vehículos eléctricos (EV).
La nueva instalación representa una evolución técnica respecto a la planta de Panasonic Energy en Nevada, operativa desde 2017. Construida sobre un terreno de 300 acres, equivalente a más de 225 campos de fútbol americano, la instalación marca un hito en la estrategia de expansión de Panasonic Energy en Estados Unidos.
Cuenta, además, con líneas automatizadas que aumentan la eficiencia en 20% respecto a la planta de Nevada.
“La apertura de nuestra nueva fábrica marca un hito en nuestra trayectoria para escalar la producción avanzada de baterías en Estados Unidos”, expresó el CEO de Panasonic Energy, Kazuo Tadanobu.
El ejecutivo también aseguró que este logro no habría sido posible sin el fuerte respaldo de los socios locales de Panasonic y del estado de Kansas.
Productividad, innovación y sostenibilidad desde Kansas
Según el CEO de Panasonic Energy, gracias a la introducción de líneas de producción automatizadas, se espera que la fábrica de Kansas alcance una productividad 20% superior, optimizando tiempos, recursos y trazabilidad.
Además, la empresa planea incorporar materiales avanzados que permitirán aumentar la capacidad de las celdas en aproximadamente 5%, mientras refuerzan su compromiso con la innovación y la eficiencia energética.
La planta producirá celdas 2170, reconocidas por su densidad energética de 800 Wh/L, utilizadas en más de 3.7 millones de vehículos eléctricos sin registrar retiros por fallas.
“Esta instalación no solo representa nuestra apuesta por la electrificación, sino también por la sostenibilidad y la competitividad industrial en Norteamérica”, aseguró Kazuo Tadanobu, CEO de Panasonic Energy.
Se estima que la fábrica generará hasta 4.000 empleos directos y cerca de 8.000 en total, incluyendo proveedores y sectores relacionados.
La fábrica también contribuirá a fortalecer la cadena de suministro local, reduciendo la dependencia de importaciones y acelerando la transición hacia una movilidad libre de emisiones.