El informe de Thales sobre amenazas de datos 2025 advierte que la carrera por adoptar inteligencia artificial generativa supera a la prudencia en ciberseguridad.
¿Estamos entrenando a nuestros futuros atacantes? Esa es la pregunta que muchos responsables de TI comienzan a hacerse al ver cómo la Inteligencia Artificial Generativa (GenAI) avanza más rápido que las políticas de seguridad que deberían acompañarla. Según el 2025 Thales Data Threat Report, casi el 70% de las organizaciones identifica el ecosistema acelerado de la IA como el principal riesgo de seguridad relacionado con GenAI.
Y la cifra no sorprende. Porque mientras una parte del mercado experimenta con estas herramientas, otra ya las está integrando operacionalmente sin haber asegurado del todo su arquitectura ni su stack tecnológico. Una combinación peligrosa en un contexto donde los ciberataques no dan tregua y los errores humanos siguen siendo moneda corriente.
GenAI: de juguete experimental a vector de riesgo real
El informe, basado en más de 3.100 entrevistas a profesionales de seguridad y TI en 20 países, retrata un momento clave: el paso de la exploración al despliegue masivo de GenAI. Un tercio de las organizaciones encuestadas reconoce que la IA generativa ya está transformando su operación. Y aunque muchas están invirtiendo en herramientas de seguridad específicas (73%, según el estudio), la urgencia por innovar supera a la cautela.
“Muchas empresas están desplegando GenAI más rápido de lo que comprenden su arquitectura o los riesgos asociados”, alerta Eric Hanselman, analista jefe de S&P Global Market Intelligence 451 Research.
El informe revela que la seguridad de GenAI ya es la segunda prioridad de gasto, solo detrás de la seguridad en la nube. Las organizaciones diversifican su enfoque: desde herramientas ofrecidas por sus proveedores cloud hasta nuevas soluciones de startups especializadas.
Las amenazas evolucionan, pero no desaparecen
Aunque el número de brechas de datos muestra un leve descenso (del 56% en 2021 al 45% en 2025), la amenaza sigue siendo elevada. El ranking de ataques no ha cambiado demasiado:
- Malware sigue liderando.
- Phishing asciende al segundo lugar.
- Ransomware cae al tercero.
En cuanto a los actores detrás de los ataques, los más temidos son los hacktivistas, seguidos por actores estatales. La novedad: el error humano baja una posición, pero sigue en el podio. Y eso, en tiempos de IA autónoma, debería encender aún más alarmas.
Quantum computing: el próximo gran desvelo
El informe también pone el foco en un frente más silencioso, pero no menos inquietante: la seguridad post-cuántica.
- 63% teme que los ordenadores cuánticos rompan las actuales encriptaciones.
- 58% advierte sobre el riesgo del “harvest now, decrypt later”: robar datos hoy, descifrarlos mañana.
- 60% ya está evaluando soluciones de criptografía post-cuántica.
Pero, aunque hay movimientos, solo un tercio de las organizaciones confía en sus proveedores cloud o telco para liderar esta transición. Es decir, la mayoría sabe que tiene que prepararse, pero no sabe muy bien cómo ni con quién.
“El reloj corre para estar listos ante la era cuántica, y vamos más lentos de lo necesario”, advierte Todd Moore, vicepresidente global de seguridad de datos en Thales.
¿Tecnología sin estrategia? Mala receta para el futuro
Lo que nos deja el informe 2025 de Thales es una verdad incómoda: la carrera por la inteligencia artificial no siempre viene acompañada de una estrategia de seguridad proporcional. Y eso, en un entorno digital donde todo lo que se entrena se puede replicar (o hackear), es un riesgo existencial para muchas organizaciones.
Porque sí, la GenAI puede optimizar procesos, crear contenido y tomar decisiones. Pero también puede convertirse en un multiplicador de errores, sesgos y vulnerabilidades si no se la alimenta con datos fiables y se la rodea de salvaguardas robustas.