Al igual que ocurrió con al apagado de redes previas al GSM, sorprende que América Latina tenga usuarios que batalla para no perder su 2G.
La realidad suele ser como la pelota que se empuja al fondo de la piscina. Puede que no nos guste pensar que América Latina es la región más desigual del mundo y queremos creer que mucho de eso “se arregló”.
Pero, cuando llega la hora del apagado de redes de legado suele hacerse evidente que habrá quien quede incomunicado hasta que pueda “actualizar” su terminal. Si es que puede.
Es una de las razones por la que los operadores dudan y postergan. No les falta razón: nadie está para invertir en tecnología que le va a dejar menos clientes.
Pero no hay alterativa: para que la región pueda incorporarse a los mercados globales a la velocidad que necesitamos para crecer es imprescindible sustituir la tecnología. Administrar très y cuatro “G” termina siendo más caro que los usuarios perdidos en la actualización.
Es por ello que, en todo el mundo, varios países comenzaron la desconexión de redes 2G y 3G, reemplazadas con tecnologías más avanzadas y eficientes.
En América Latina, el acercamiento a esta propuesta es dispar e, inclus, dolorosa, pero parece que ya hemos llegado – colectivamente – a una madurez del 4G que comienza a generar las condiciones para el apagado donde aún permanecen las redes legadas de tiempos remotos.
¿Apagado acelerado?
Parte de las razones estratégicas que tienen los operadores de todo el mundo para acometer el apagado de redes de legado, en general, de 2 y 3G se encuentra detallado en el white paper de 5G Americas “Mejores prácticas en desconexión de redes móviles en desuso para América Latina”, disponible para descarga gratuita en BrechaCero.com.
Entre las razones encontramos – como ya hemos señalado – aspectos como:
- Costos
- Consumo de energía
- Eficiencia en la administración de infraestructura
- Y aprovechamiento de las frecuencias del espectro radioeléctrico
Por supuesto, el proceso no es nuevo y el sector, después de todo, ya tiene la experiencia del paso del cese de las redes de telefonía celular analógicas o de primera generación, donde las hubo.
Cabe destacar que dependiendo de tamaño del mercado, este proceso puede realizarse con relativa celeridad.
Sin embargo, existen mercados donde aún se observa una relativamente alta utilización de estas redes para aplicaciones máquina a máquina (M2M) o de Internet de las Cosas (IoT).
Y al mismo tiempo, el uso de 3G — cuyo atractivo principal era la conectividad de datos — ha sido sustituido por completo, o casi por comoleto, por la alternativa superadora en este rubro de 4G.
Legado superado
Es decir, aunque la región aun mantiene algunos lugares con redes 2G, en algunos mercado el apagado completo del 3G para dejar, exclusivamente el 4G y avanzar a la quinta generación parece inminente.
Entre los factores a tener en cuenta al momento de planificar la desconexión de una red, resaltan especialmente dos:
- La cobertura
- Y la migración de usuarios
Antes de pensar en quitar de circulación una tecnología determinada, es preciso que exista una alternativa para la continuidad del servicio, para lo cual se requiere:
- De cobertura geográfica con una nueva tecnología
- Y – más complicado -, que los usuarios del servicio cuenten con un dispositivo o terminal apto para conectarse a la nueva red
Ambos aspectos suelen darse progresivamente con la maduración o masificación de las nuevas tecnologías.
La mejor noticia es que, al concentrarse en lo más moderno el paso al 5 e, incluso, 6G puede ocurrir a mucha mayor velocidad.
En curso
Brasil, por ejemplo, en junio de este año llegó muy cerca de cubrir sus 5.570 municipios con redes 4G. Muy probablemente en los próximos meses alcance la cobertura total del territorio bajo esta tecnología.
Venezuela, por ejemplo, dejó atrás sus redes 2G antes de la pandemia al abandonarlas la última y mayor operadora que las mantenía. Se espera también que las dos operadoras privadas realicen el apagado de la red 3G este año, mientras que la pública podría sumarse en 2024.
En Chile, mientras tanto, las conexiones móviles 3G son menos de 2 millones, frente a un total de más de 20 millones de conexiones 4G, mientras que las de 2G son prácticamente inexistentes para la transmisión de datos.
El punto de inflexión cuando 4G derrocó a la 3G en Internet móvil se dio a fines de 2016, y a partir de allí, la caída de la tercera generación se mantuvo constante.
Finalmente, en Ecuador el total de líneas celulares activas GSM (2G) se mantiene por debajo de los dos millones en los últimos años, acompañada también de una reducción las conexiones UMTS y HSPA (3G), aunque en este mercado, 4G aún tiene bastante camino por recorrer para sustituir a sus antecesoras por completo.