La compra de la empresa israelí Tower por Intel constituye una oportunidad para la estadounidense de mejorar su posición en los mercados asiáticos.
La adquisición de Tower por la empresa estadounidense, está, desde ya, en los pasillos del MWC Barcelona 2022 porque la misma constituye la consecuencia de una escasez de microprocesadores que no parece mejorar.
Y es que se sabe que la crisis ocasionada por la pandemia de COVID-19 aún no ha pasado porque los suministros de chips procedentes de China, India y el sudeste asiático parecen tener serios problemas para alcanzar los niveles de producción previos a la pandemia.
Ello deja claro que puede que Occidente esté controlando bastante bien al covid-19 pero eso no ocurre en todo el mundo. Y ya es imposible aislarse de los efectos, por lejos que sea e lugar de procedencia de suceso.
Las empresas tecnológicas “descubrieron” la amenaza de que la mayoría de la producción estuviera en China y Asia en 2020.
Para Intel representó el imperativo de “volver a la Patria”, aumentando sus inversiones e casa o más cerca de ella: ya el mes pasado había declarado que invertiría hasta US$ 100.000 millones para construir en Ohio un complejo de fabricación de chips que, potencialmente, sería el más grande del mundo. Al menos por ahora.
Con los chips en la mano
El futuro complejo de Ohio y la adquisición de Tower no son contradictorias en ningún sentido.
Por el contrario, ambas acciones dejan en claro que Intel no sólo quiere decir que ser el líder de mercado de chios: quiere recobrar el dominio de la fabricación de microprocesadores que, actialmente, detenta la empresa TSMC, con sede en Taiwán.
La lección de 2020 parece que fue muy clara par la empresa: Occidente y, en especial, Estados Unidos debe disminuir su dependencia de los centros de producción al otro lado del mundo. Cueste lo que cueste.
Pero, además, la adquisición de Tower lo hace un competidor más fuerte en el patio de su adversario: por su condición de productor que sirve a empresas “fabless”, (que diseñan chips pero subcontratan la fabricación) Towe tiene:
- Capacidad para más de 2 millones de inicios de obleas al año.
- Inversiones recienn teeqs en Israel, Texas y Japón para aumentar la capacidad de los chips de 200 y 300 milímetros.
- Importantes clientes en China. El CEO de Tower, Russell Elwanger, ha dicjo que esperaba mantener estas buenas relaciones luego de la adquisición.
- Chips de administración de energía que atraen “un interés extraordinario de los clientes”, según el presidente ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger.
Acercar los suministros
El futuro complejo de Ohio y la adquisición de Tower no son contradictorias en ningún sentido.
Por el contrario, ambas acciones dejan en claro que Intel no sólo quiere decir que ser el líder de mercado de chios: quiere recobrar el dominio de la fabricación de microprocesadores que, actialmente, detenta la empresa TSMC, con sede en Taiwán.
La lección de 2020 parece que fue muy clara par la empresa: Occidente y, en especial, Estados Unidos debe disminuir su dependencia de los centros de producción al otro lado del mundo. Cueste lo que cueste.
Pero, además, la adquisición de Tower lo hace un competidor más fuerte en el patio de su adversario: por su condición de productor que sirve a empresas “fabless”, (que diseñan chips pero subcontratan la fabricación) Towe tiene:
- Capacidad para más de 2 millones de inicios de obleas al año.
- Inversiones recienn teeqs en Israel, Texas y Japón para aumentar la capacidad de los chips de 200 y 300 milímetros.
- Importantes clientes en China. El CEO de Tower, Russell Elwanger, ha dicjo que esperaba mantener estas buenas relaciones luego de la adquisición.
- Chips de administración de energía que atraen “un interés extraordinario de los clientes”, según el presidente ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger.
De la mano de Intel
Gelsinger recordó también que Intel ha tenido una gran presencia en Israel durante casi 50 años, incluyendo la compra en 2017 de la empresa israelí de tecnología de vehículos autónomos Mobileye por US$ 15.300.
En la actualidad, Intel está gastando US$ 10.000 millones en una nueva planta de chips en Israel con 6000 empleados, así como otros US$ 600 millones para expandir su gestión de I+D (investigación y desarrollo) en esa nación que tiene un reonocid liderazgo tanto en innovación tecnológica como en ciberseguridad.
Con respecto a la potencialidades de Tower ha destacado sus productos de administración de energía como complementarios al portafolio actual de Intel.
“[Tower] simplemente no tiene la escala para satisfacer las demandas del mercado”, afirmó.
Se espera que el cierre de la transacción ocurra en unos 12 meses pues está sujeta a las aprobaciones regulatoria, así como la de los accionistas de Tower.
No obstante, Intel ha dicho que pretende financiar la adquisición de Tower de US$ 5.400 millones con efectivo de su balance.
Una vez completado el acuerdo, la empresa israelí se integrará en Intel Foundry Services (IFS), instancia que Intel estableció hace un año para satisfacer la creciente demanda mundial de semiconductores