Hace tiempo alega que sólo es una plataforma para colgar artículos. Pero este argumento luce débil para refutar el “Facebook asesino” de Biden.
Por: Laszlo Beke
Presidente de la Junta Directiva de Beke Santos
Las redes sociales se han convertido en una poderosa fuerza global, fundamentales en la conformación de la opinión pública han sido instrumentalizadas por los distintos gobiernos para estructurar las relaciones entre ellos y, también, al interior de cada país.
Adicionalmente, las empresas de las redes sociales se han transformado en fuerzas económicas masivas y se ha llegado al punto que los Presidentes de los países las enfrentan como enemigos – potencialmente – más poderosos.
La realidad es que el universo giró hacia las redes sociales al convertirse estas en indispensables para la comunicación.
El Presidente Biden, un hombre comedido, refiriéndose a la desinformación sobre Covid-19 dijo públicamente que Facebook estaba matando estadounidenses.
Independientemente que esto fue matizado más tarde, considerando la fuente se trató de una acusación muy grave.
El origen de este hecho se debe a que los argumentos antivacuna son publicados en Facebook y además permanecen allí.
Facebook Editor
Las dudas pueden referirse
1. Al derecho que tenían de que se publicara en Facebook aquello que las personas escribieron en Facebook
2. A la extraña afirmación de que alguien, argumentando en buena fe contra la vacunación, sea un asesino
3. O que el hecho de publicarlo convierta a Facebook en un homicida.
Finalmente todo conduce a lo que Facebook es. Facebook desde hace mucho tiempo alega que no es un editor sino, simplemente, una plataforma para colgar artículos.
Sin embargo, recientemente se ha negado a publicar ciertos artículos, los cuales desde la perspectiva de Facebook contenían falsedades manifiestas. Facebook se enzarzó en una maraña cuando asumió el rol de arbitro entre la verdad y la falsedad.
El problema con Facebook es que quiere ser un editor ocasional. Al plantear en forma inflexible su posición de ser simplemente un servicio y no un editor, hace que no tenga un control editorial consistente.
Por ello prohibe ciertos puntos de vista, respondiendo a consideraciones de negocios y no editoriales, buscando la maximización de su audiencia y de sus ingresos.
Publicación de ideas extrañas
Las redes sociales proveyeron un escape libre de costo para pensamientos que eran bloqueados por los editores en los periódicos por considerarlos irresponsables o brutales.
Súbitamente, grupos marginales tuvieron acceso al mundo y, mientras mas extraños o estrambóticos eran sus pensamientos, mayor la audiencia y el dinero disponible.
No había un centro sino muchos centros y, en gran cantidad de ellos, muchas personas comenzaron a creer en ideas extrañas y antinaturales, hasta que el sistema social que incluía y excluía ideas se descompuso y los bordes extremos comenzaron a dominar.
Existe verdades totalmente apreciadas por los fundadores de la democracia americana como que hay un inmenso número de idiotas en el mundo y que el principio del gobierno de la mayoría debe ser honrado pero no implementado.
Instituciones como el Colegio Electoral, al igual que procedimientos que convierten a la política en algo complejo y aburrido, deben ser implementados para alejar a los idiotas de la posibilidad de gobernar.
Facebook y las otras redes sociales tienen como negocio darle la bienvenida a todos los que vengan, particularmente a los idiotas.
Servicios públicos
Facebook, Twitter y otras redes sociales, de hecho, se han convertido en servicios públicos.
Al igual que el teléfono y la electricidad, se han transformado en prácticamente una necesidad universal, un medio estelar para la comunicación y la diseminación de pensamientos.
Han logrado esto emulando a la televisión y la radio.
Ofrecen su programación en forma gratuita a una enorme audiencia.
Una vez que acumulan dicha audiencia, le venden a los anunciantes el acceso, cobrando una buena cantidad de dinero por dicho privilegio.
La televisión y la radio vieron el entretenimiento como el medio para reunir esa audiencia y la publicidad era el negocio. La televisión estaba restringida en un sentido: bajo la teoría (y la ley) que las redes se transmitían a través de vías públicas, el estado impuso ciertas reglas referentes a la decencia y a la transmisión de noticias.
Facebook tuvo una ventaja adicional: en el negocio de proveerle una audiencia a los publicistas en lugar de comprar entretenimiento costoso, alentó a la audiencia misma a producir el entretenimiento.
La redes sociales se convirtieron en el lugar donde la gente se reúne para leer los pensamientos del mundo.
El problema es que el mundo, tomado como un todo, alberga una gran cantidad de personas con ideas disparatadas y leer lo que algunos psicópatas tienen que decir es mucho más interesante que leer los pensamientos pedestres, incluso de gente brillante.
A Facebook no le importa lo que es publicado, mientras no sea claramente ilegal.
La presión existe no para abolir las redes sociales, sino para excluir aquellas personas influyentes que la gente considera idiotas.
A su debido tiempo habrá leyes que prohibirán las ideas estúpidas. Se ha querido que sea la sociedad y no el gobierno quién controle a los chiflados, ya que el estado no debería ser quién controle qué ideas terribles se conviertan en fuerza poderosas.
Biden puede creer que las personas anti-vacuna están equivocadas, pero él no debe buscar silenciarlos.
Con o sin publicidad, los brillantes y locos se congregarán en Internet.
Esa es la batalla que enfrenta Zuckerberg y, probablemente, le convendría regresar a Harvard para asistir a los cursos de historia que dejo de tomar.