La buena noticia es que la economía tiene un rebote e impulso nuevo. La mala es que el fraude digital es otra cosa que la pandemia aceleró.
Por supuesto, es una consecuencia natural del incremento del número de operaciones utilizando canales digitales y, por supuesto, el mexicano no es un caso aislado.
Pero el país sufre de al menos dos lustros de crecimiento del fraude, en todas sus versiones.
Ahora la nueva normalidad ha desplazado la cifras del fraude off line al online produciendo cifras realmente preocupantes.
¿Sabia usted que en México se cometen 463 fraudes cibernéticos cada hora?
¿Sabía que estos ataques se producen a través de operaciones por comercio electrónico y banca móvil?
¿Sabía que este número de incidentes coloca al país como el de más casos con respecto a TODA América Latina, incluyendo a Brasil?
Según cifras de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), el año pasado las quejas por fraudes virtuales aumentaron 25% con respecto a años previo, 2019.
Sin vacuna a la vista
Durante 2020, pese a las condiciones económicas diversas, La pandemia aceleró la epidemia de fraudes y, al igual que el otro mal, la velocidad de crecimiento no muestra señales significativas de disminución.
Otro tanto ocurre a nivel global:la Encuesta mundial sobre delitos y fraudes económicos 2020, de la consultora PWC, los tipos más comunes de fraude fueron a clientes, ciberdelitos y apropiación indebida de activos.
Al respecto, el CEO y cofundador de Bayonet, José Andrés Chávez, lo más grave de esta cifras es que están afectando la confianza de los consumidores en el comercio electrónico, afectando especialmente al pequeño retail que más necesita posicionarse en el nuevo mercado.
“Las ventas por internet a causa del confinamiento, han propiciado más intentos de fraude o robo de información a través de medios electrónicos, principalmente correos de phishing o llamadas telefónicas, pero también una mayor tasa de declinación de intentos de pago”, explicó.
Destacó que, por ello, herramientas como la dessrrollada por su organización para la prevención de fraudes y optimización de tasa de aprobación de pagos para comercio electrónico, pueden ser fundamentales para la continuidad del negocio.
Prácticas que la pandemia aceleró
En este sentido, los comercios en línea se enfrentan a múltiples desafíos para optimizar su tasa de aprobación cobros, pero el principal es el contracargo (cuyo número también la pandemia aceleró) ya que, si ocurre una transacción fraudulenta, es el comercio quien asume el importe y se queda con la pérdida.
En términos prácticos se trata de una reversión, y aunque es una manera de proteger a los tarjetahabientes de posibles cargos realizados sin su consentimiento, evita que las compras se realicen de manera exitosa.
Sucede cuando un comprador se comunica con el banco emisor de su tarjeta de crédito o débito para alguna aclaración y esta institución intenta regresar el monto de la operación al comprador.
Existen CUATRO (04) tipos principales de contracargos:
- Cuando el tarjetahabiente no autorizó la transacción.
- Porque el tarjetahabiente no recibió los bienes o servicios que adquirió.
- El tarjetahabiente no reconoce la transacción.
- El tarjetahabiente afirma que los bienes o servicios no coinciden con lo ofrecido.