Conversamos con Enrique Ramos O’Reilly, Director Regional LATAM & Caribe de Temenos, un proveedor de soluciones de core bancario en franco proceso de expansión en Latinoamérica. Un mercado que en su transformación digital baila al compás de las presiones regulatorias de los gobiernos y las presiones que imponen las fintech.
Temenos desarrolla software exclusivo para banca y finanzas. Lo vienen haciendo hace un par de décadas y hace un par de años que la puesta en la nube de su reconocido CORE bancario les ha convertido en un acelerador de la modernización de los sistemas en la gran banca como es el caso del Banco Santander en España, o el Banco Itahú en Brasil. Temenos es la cuarta compañía de software más grande en Europa, con utilidades que superan los USD 130m y una capitalización de mercado de más de USD 3.000 millones.
En Latinoamérica las soluciones de Temenos están implantadas en casi todos los mercados, y para su Director Regional, Enrique Ramos O’Reilly, las expectativas de crecimiento de esta compañía europea en la región son más que auspiciosas. La razón: la velocidad de implantación que habilita la nube, para una empresa de altísimo nivel de especialización en el negocio bancario y que sabe entender muy bien los retos del sector. Una plaza que siente olas de renovación con la entrada de las fintech, startups a las que Temenos tiende una mano cómplice al habilitar espacios de integración con su plataforma de gestión bancaria.
¿Cuál es su perspectiva de la situación del sector financiero latinoamericano, a la luz de toda esta avalancha cambios tecnológicos que impone la transformación digital?
Yo creo que Latinoamérica no es inmune a lo que pasa en el mundo. Si bien podríamos hablar de un leve desfase en su evolución, y esto quizás porque banca en América Latina siempre ha gozado de retornos y situaciones financieras más estables o menos competitivas que otras regiones donde las dinámicas más competitivas como los mercados europeos.
Pero vivimos tendencias regulatorias que imponen más controles para prevención del lavado de dinero, para tener más reservas ante pagos suscritos y que nos protegen nuevas crisis financieras. Todas estas regulaciones crean muchos más costos en las instituciones. Y esto es obviamente una presión fuerte porque reduce sus márgenes de operaciones. Por otro lado existen muchos cambios tecnológicos que están haciendo que las instituciones tengan que modernizar sus sistemas, por efectos de estas nuevas normas, o presiones del mercado. El entorno exige que los sistemas de la banca sean más abiertos. Esto está creando otros cambios.
Las fintech llegaron para quedarse
-La entrada de actores no tradicionales en el sistema financiero también imponen modelos distintos de innovación…
Efectivamente, hay presiones de nivel competitivo entre las propias instituciones y de nuevos entrantes. Supermercados que ejecutan algún tipo de intermediación financiera, empresas de telecomunicaciones y sobre todo pequeñas empresas de tecnología que se agrupan bajo este el concepto de fintech, que aprovechan la existencia de ciertas ineficiencias en la cadena de valor en los productos financieros, y están ofreciendo alternativas para hacerse de un lugar dentro de estas cadenas de forma rápida. Lo interesantes en cómo las fintech plantean servicios donde los usuarios experimentan menos fricción, y menos costos. Y por ello se están llevando parte del pastel de productos financieros, ya sean pagos, de crédito, apertura de cuentas, etc.
Además creo que hay nuevos comportamientos en los extremos del mercado, en sectores socioeconómicos que se han desarrollado y que antes no existían. Por una parte, hay un grupo adinerado creciente (affluent market). Este nicho está ávido de mayores servicios desde la banca patrimonial. Y esto es algo que antes la banca en Latinoamérica no hacía porque tales personas depositaban sus capitales en Suiza o en Las Bahamas. Ahora que las regulaciones lo exigen y que hay mayor transparencia, las personas en México, por ejemplo, pueden mantener sus patrimonios en Banamex. En Brasil lo pueden tener con Itahú. Entonces, en todos los países crecen los servicios de banca privada patrimonial.
En el otro extremo de la sociedad, encontramos todo un reto tras la baja bancarización de la población latinoamericana. Hoy existe una proporción muy alta de la población que no tiene acceso a productos y servicios bancarios. Todas estas nuevas tendencias, servicios y tecnologías están permitiendo que los bancos, crezcan en cuanto a su alcance y se pueda bancarizar cada vez a más gente.
La especialización como ventaja
Temenos ofrece soluciones de Core bancario. ¿Cómo las soluciones de Temenos ayudan a los bancos en acelerar sus procesos de modernización?
Somos una empresa cien por ciento dedicada al sector financiero y eso nos da ventajas. Nuestras soluciones pueden instalarse en sitio, en los sistemas de los bancos. Pero desde hace un par de años, hemos conseguido que toda la plataforma de gestión pueda estar disponible y operativa desde la nube y que pueda ser utilizada a un costo más bajo, porque ya no se paga por licencias de infraestructura sino por su uso, en función de las cuentas que maneja el banco y esto lo hace muy accesible.
Lo que nosotros vendemos es una solución empaquetada, actualizable, de manera tal que el banco no tenga que gastar dinero en hacerla funcionar o en su mantenimiento. Nosotros mantenemos el sistema, lo actualizamos periódicamente, de tal forma que la solución nunca está obsoleta, siempre con la última versión. Así tenemos clientes que tienen 25 años trabajando con nosotros. En Latinoamérica atenemos clientes que tienen con nosotros hasta 23 años.
Ahora, el proceso de implementación lleva cierto tiempo porque hay que adaptarlo a las necesidades particulares de cada banco. Y allí tenemos varias opciones. En países donde tenemos una base instalada de clientes bastante amplia tenemos modelos empaquetados y casi listos para usar. Este el caso de México, de Panamá, tenemos modelos probados en desarrollado, entonces los ajustes son menores y en un par de meses, la plataforma ya puede comenzar a trabajar. En países donde somos nuevos como en Perú, o en los que ya contamos sólo con segundas implementaciones en Brasil o Argentina, los procesos pueden ser de 6 meses, mientras que en grandes bancos los proyectos pueden durar hasta dos años.
¿Cuáles son las estrategias de transformación a las que puede apelar un banco?
Nosotros empleamos muchas estrategias de implementación en cada proyecto de modernización de los sistemas bancarios. Una es la estrategia de Big Bang, en la que situamos una fecha para colocar todas las instancias de la plataforma en funcionamiento simultáneamente. Esto reduce mucho los costos de coexistencia, pero supone riesgos operativos a valorar. En los bancos grandes lo que se acostumbra es tener es una renovación progresiva. Es decir, empezar por algún tipo de producto primero, digamos el sistema de cuenta corriente, luego a los 6 meses instala la solución de crédito, seis meses luego la de tesorería, y poco a poco se van lanzando productos y soluciones.
Otra fórmula de modernización que están apalancando los bancos es lanzar bancos paralelos como banca digital. Incluso con una marca nueva. Tenemos el caso de Equitable Bank en Canadá que lanzó EQ Bank; o del Leumi Bank en Israel que lanzó Leumi Digital, también está la estrategia del Banco Santander en España que ya lanzó Open Bank como una marca en paralelo. Tanto Open Bank como las otras iniciativas llegan al mercado ya con nuestra tecnología. Cuando desarrollamos desde cero es un lanzamiento más limpio, no hay que hacer migraciones, es simplemente empezar, lo que hace la implementación mucho más rápida, menos riesgosa. Y una vez que has lanzado tu nuevo banco digital luego es mucho más fácil migrar los sistemas legados a la nueva tecnología.
Tecnología: nuevos negocios
¿Qué tipo de nuevos negocios surgen para la banca en la medida que madura su transformación digital?
La tecnología brinda el poder bajar los costos de operación de las transacciones. Esto permite al banco ampliar mucho la gama de productos y servicios. El banco moderno tiene que poder personalizar sus productos, casi individualizando sus servicios, pero al mismo tiempo, poder manejar grandes volúmenes de transacciones y de escalabilidad porque necesitan manejar más clientes. Y en ese balance entre la eficiencia de un banco grande y la personalización de un banco pequeño, pues se da una analítica también dinámica dentro del sistema que nos va indicando cuáles son los productos idóneos para cada cliente, cuáles son las ofertas exitosas y en qué momento hacerlas, y en cuál dispositivo mostrarlas para que tengan un mayor efecto.
En cuanto a los nuevos servicios que surgen en América Latina, destacaba el surgimiento de los servicios de banca patrimonial. Hay un segmento del mercado, digamos con patrimonios con disponibilidad de 50 mil o 100 mil dólares, que busca oportunidades para invertir y contar con la disponibilidad de portafolios de inversión para fortalecer su capital y hacerlo crecer.
El banco puede brindar servicio a toda esta población afluente a través de sistemas eficientes, asesores robóticos, conocidos como robo advisors, que mediante algoritmos y cuestionarios pueden ir guiando al usuario en seleccionar un portafolio de inversión de acuerdo con las características de riesgos y las necesidades que tenga. Así, la tecnología nos permite dar un servicio mucho más sofisticado manteniendo un costo más razonable para desarrollar nuevos productos.
Por otro lado, al abaratar costos el banco puede llegar a más amplios sectores de la población. Para ampliar su alcance geográfico puede montar el sistema de una agencia bancaria en una tableta, montar a un promotor en una motocicleta y movilizarlo entre poblados remotos y ofrecer servicios de cuenta de ahorro, servicios de crédito a una población que antes no estaba bancarizada. La modernización permite esto: que el banco sea más eficiente, que pueda ampliar su gama de productos y servicios, y que pueda seguir siendo un banco rentable.
¿Cuál es su percepción del potencial de Temenos en América Latina?
En América Latina estamos experimentando un resurgimiento en los últimos cuatro a cinco años. Nuestros ingresos se han multiplicado varias veces en la región. Tenemos clientes en casi todos los países de América Latina, creo que nos falta solamente Uruguay y la Guyana Francesa. Esto quiere decir que hemos roto con el riesgo que puede representar la tropicalización de las soluciones en un país específico.
Por otro lado, la ola de cambios que se vienen por los mismos procesos de digitalización, y de presiones competitivas en el sector financiero, está haciendo que nuestro potencial de ventas crezca más. Estamos viendo no solamente a los bancos tier 2 y tier 3, sino que ya estamos en la mesa con bancos Tier 1. Instituciones robustas de Brasil y de México , que analizan adoptar paquetes como el nuestro y no piensan más en desarrollar sus propias soluciones.
Y es que se han dado cuenta de que lo más económico en costos, los más flexible y eficiente es utilizar una herramienta más estandarizada. Y esto nos está abriendo un panorama ante las grandes instituciones del continente.
Lo mismo en Europa y Asia. Ya tenemos experiencia con instituciones que manejan 20 o 30 millones de cuentas. Contamos con la referencia del proyecto de Banco Santander y el Open Bank, para manejar en conjunto unos 130 millones de usuarios. Digamos que ya no tenemos límites y que podemos llegar a cualquier tipo de institución. Nuestra versatilidad nos permite trabajar con cualquier tipo de institución financiera, de banca de inversión, bancos privados, banco corporativo o banca de inversión. Y la idea de tener la solución en la nube nos permite abaratar el costo de adquisición lo más posible.