Si no entendemos el futuro del trabajo, tan distinto a lo que estamos acostumbrados, enfrentaremos un problema social y económico enorme.
Por: David Kaplan, Economista del Banco Interamericano de Desarrollo*.
Últimamente, el tema de los cambios tecnológicos, supuestamente sin precedentes, está muy de moda en el debate sobre las políticas laborales. Los robots van a robar nuestros trabajos. Algunos pocos ganarán una fortuna mientras la mayoría no podrá conseguir empleo porque sus habilidades serán obsoletas. Si no entendemos el futuro del trabajo, tan distinto a lo que estamos acostumbrados, enfrentaremos un problema social y económico enorme.
Por mi parte, soy escéptico. No tengo duda de que habrá nuevas tecnologías que cambiarán el mercado laboral. Tampoco discrepo con la afirmación de que las políticas laborales tendrán que apoyar a los trabajadores que pierdan sus empleos por los cambios tecnológicos del futuro. Pero pienso que no estamos viendo algo realmente nuevo. Y creo que, al menos hasta ahora, la evidencia empírica está de mi lado.
No tengo duda de que habrá nuevas tecnologías que cambiarán el mercado laboral. Tampoco discrepo con la afirmación de que las políticas laborales tendrán que apoyar a los trabajadores que pierdan sus empleos por los cambios tecnológicos del futuro. Pero pienso que no estamos viendo algo realmente nuevo.
El ejemplo de los ascensoristas
Un artículo reciente (en inglés) de Robert D. Atkinson y John Wu analiza el mercado laboral de Estados Unidos desde 1850 hasta 2015. El artículo presenta varios casos de ocupaciones destruidas en el pasado. Para dar solo uno de los muchos ejemplos, había más de 100.000 ascensoristas (quienes operaban los ascensores) en 1950, pero casi ninguno a partir de 1990. Después de un análisis de los datos históricos, los autores concluyen: “Cuando realmente examinamos 165 años de la historia de los Estados Unidos, las estadísticas muestran que el mercado laboral estadounidense no tiene niveles de rotación laboral particularmente altos. (…) De hecho, es exactamente lo contrario. Los niveles de rotación ocupacional en los Estados Unidos están en mínimos históricos”.
Es importante resaltar que los autores no niegan que haya mucha inestabilidad laboral. Solo presentan datos históricos para mostrar que el fenómeno no es nuevo. Para complementar su análisis, presento aquí estadísticas sobre la rotación laboral en el mercado laboral mexicano. Las cifras son promedios anuales de las contrataciones y separaciones mensuales como porcentaje del empleo total registrado con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Es cierto que la rotación laboral muestra una tendencia al alza desde el 2009, pero la rotación laboral fue sustancialmente mayor en 2000 que en 2017.
¿Más o menos rotación laboral?
En 2000 acabábamos de tranquilizarnos del miedo que generó el problema informático del año 2000 (Y2K). Al llegar al año 2000, las computadoras iban confundirse y pensar que era 1900. Los teléfonos móviles ya existían, pero se usaban para hacer llamadas telefónicas en vez de hacer pagos bancarios o compartir memes. Si uno tenía miedo de subirse a un taxi cualquiera de la calle, se podía usar ese teléfono móvil para llamar a un sitio seguro de taxis, pero faltaban 9 años para la fundación de Uber. Nos preocupábamos por las posibles burbujas en mercados de valores, pero las criptomonedas no existían. Había muchas quejas del cinismo y falta de ética de trabajo de la generación X (mi generación) porque los millennials todavía no habían entrado al mercado laboral (algunos no habían nacido aún). Pero, a pesar de los avances tecnológicos en los últimos 17 años y la llegada de un grupo de jóvenes trabajadores que supuestamente buscan cambiarse de empleo a cada rato, la realidad es que había más rotación laboral en 2000 que ahora.
¿Qué mensaje debemos llevar de esta reflexión? En mi opinión, la posibilidad de que las habilidades de muchos trabajadores se vuelvan obsoletas es uno de los problemas más importantes que la sociedad enfrentará. No pienso que sea un problema nuevo, y tampoco veo evidencia de que el problema esté empeorando, pero es un problema serio. No nos asustemos —se han enfrentado estos problemas en el pasado—, pero sí ocupémonos en mejorar las respuestas de política pública. No veo por qué pensar que el problema será peor mañana que hoy, pero sí creo las políticas públicas de hoy son insuficientes ante tanta inestabilidad laboral. Y si no actuamos, también serán insuficientes mañana.
*David Kaplan trabaja como especialista sénior en la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde el 2010, basado en México desde 2014. Este artículo fue publicado originalmente aquí.