Actualmente, innovar es materia obligada para quienes buscan aumentar la competitividad. Pero ¿qué pasa cuando además se toma como la oportunidad de potenciar a un equipo de trabajo, fomentar la creatividad y formar una comunidad?
Por: Santiago Luque
Director de Innovación de Apex America
Pensar que la innovación tecnológica sólo sirve para obtener una solución a un problema de negocio es errado.
Si bien su gestión tiene como principal objetivo establecer nuevas fronteras, abastecer más mercados y crear soluciones, no es lo único.
Nadie se atrevería a ir en contra de las tendencias de la innovación, pero ¿qué significa hoy innovar?
Hay varias definiciones. Una de ellas asegura que es “el proceso en el cual, a partir de una idea, invención o reconocimiento de una necesidad se desarrolla un producto, técnica o servicio útil hasta que sea comercialmente aceptado” (Escorsa, 1997).
De acuerdo a este concepto, innovar sería el proceso de desarrollar algo nuevo – o que no se conoce – a partir del estudio metódico de una necesidad para lograr una meta económica al venderse en un mercado específico.
Tecnología y Talento
Todo innovador respetaría esta premisa. Pero también podemos intentar nuevas.
Por ejemplo: apostar a la innovación como el driver para sorprender a los clientes, resolviendo problemas reales centrados en sus necesidades.
Estoy convencido – y esto es extensivo Apex America, la empresa en la que me desempeño como director de Innovación – que la innovación se potencia cuando se entrelazan la tecnología con el talento humano. Para lograrlo, desarrollar un gen innovador es revelador.
En nuestro caso, abrir el juego a todos los integrantes de la compañía nos permite hacer camino para formar una comunidad emprendedora que no solo desarrolle soluciones sino que también permita llegar a generar puestos de trabajo más calificados, buscando en el futuro asumir mayores desafíos.
Una muestra de ello es el desarrollo de una herramienta basada en inteligencia artificial que permite convertir a los agentes de atención al cliente en superagentes para brindar una mejor experiencia del servicio con mayor productividad.
Agentes culturales
Como todo proceso, la innovación implica y necesita etapas evolutivas que permitan consolidar logros para construir a futuro.
Para esto, hay tres agentes que son claves:
1. El dolor de un cliente
A partir de allí, es decir, de un problema, se puede activar el motor de la innovación.
Además, al pensar una solución ad-hoc, la participación del cliente es permanente y activa.
2. Partner tecnológicos
Apalancarse en partners de tecnología como start-up y/o universidades para generar un proceso de co-creación permite potenciar o mejorar una solución existente y ganar velocidad de implementación.
3. Emprendedores
Una de las grandes características del modelo de gen emprendedor al que apostamos es que quienes participan son colaboradores voluntarios que se suman a una comunidad, justamente porque tienen esa chispa interna y aceptan el desafío que se les plantea. De este modo, buscar a los emprendedores internos permite también trabajar la cercanía en la empresa.
El gran desafío es formar este gen emprendedor.
En nuestro caso, formamos una comunidad con un espacio abierto a la participación, donde mensualmente se implementan charlas y capacitaciones sobre:
• Tendencias
• Tecnología
• Testimonios y casos.
Esto nos permiten contar con un feedback en tiempo real para desarrollar y/o brindar soluciones.
Además, esta cercanía fue la que nos permitió formar una comunidad que se anima a participar y a desarrollar ideas innovadoras e implementables.
Privilegiar el talento y emprendedurismo de nuestra propia gente – sumada a la implementación de la tecnología – es una combinación perfecta que genera un círculo virtuoso del que nos beneficiamos todos.