Donald Trump continúa manifestando su desconfianza en lo referente a seguridad tecnológica. Su último tuit así lo deja entrever: “Si tienes algo importante, escríbelo y mándalo por mensaje de texto”.
Las diferencias entre el próximo mandatario estadounidense y la industria tecnológica no está ni mucho menos cerca de cerrarse. Por más que la relación pareciese encaminada a un “limado de asperezas”, tras la pasada reunión del 14 de diciembre pasado, con algunos miembros clave de la cúpula de Silicon Valley, las recientes acusaciones de inferencias rusas en las elecciones norteamericanas han provocado que el magnate cuestione, de nuevo, la seguridad de los sistemas cibernéticos.
En declaraciones a los periodistas durante su fiesta de Año Nuevo en el estado de Florida, Donald Trump dijo: “si tienes algo realmente importante, escríbelo y hazlo enviar por mensaje de texto, al modo tradicional. Porque, te diré, ningún ordenador es seguro. Me da igual lo que digan.”
Donald Trump raramente usa computadoras, laptop o tabletas o, incluso, el email, pese a que es muy activo en la red social Twitter.
Hackeo ruso: ¿sí o no?
El presidente electo se ha referido al posible hackeo ruso intentando desviar la atención hacia otros culpables. Según la agencia Associated Press, Trump habría reconocido saber “muchísimo sobre hacking”.
“Es un tema muy complicado de probar, así que podría ser cualquier otro país u otra persona”. Ha insinuado, incluso, que también sabe “cosas que otras personas no saben. Así que no pueden en la administración de Obama estar seguros de la situación.”
Donald Trump tiene planes para reunirse a lo largo de la semana con oficiales de inteligencia para conocer más a fondo los datos de los que disponen, y ha adelantado que desea que las fuerzas de seguridad de su país estén bien seguras dado que “es una acusación muy seria”.
La pasada semana, el todavía presidente al cargo de Estados Unidos, Barack Obama, anunciaba sanciones contra el país de Vladimir Putin al entender que se habían producido ciberataques para influenciar en las elecciones presidenciales estadounidenses que solo podían haber sido dirigidos “desde los más altos niveles del gobierno ruso”.
Las acusaciones han sido rechazadas desde el gobierno de la Federación Rusa.