La decisión del presidente de la República contraviene un acuerdo entre el regulador y las operadoras para un incremento de los precios y ajustarlos, poco a poco, al valor del dólar oficial para el sector empresarial no estratégico que rige actualmente en el país, que se ha devaluado 5.000% en los últimos 12 meses.
CIO América Latina| William Peña| @williampm
El sector de las telecomunicaciones en Venezuela está a punto de colapso y, en algunos casos, los servicios sencillamente operan por inercia a la espera de que un cable se pele, una torre se quede sin energía o un switche se dañe por un corte de luz para dejar a una ciudad sin servicios por un margen de tiempo no estimado.
Desde hace casi dos años, las operadores de servicios en el país caribeño no tienen acceso a divisas (existe un control de cambio rígido desde el 2003, pero profundizado en los últimos tres años), por lo que las inversiones en mejorar infraestructuras y desplegar nuevas están prácticamente paralizadas.
A ello se une que el Gobierno, a través del organismo regulador Conatel, no permite que las empresas incrementen los precios de las tarifas, congeladas desde hace mucho tiempo y con sólo una aprobación de incremento en mayo de 2015 del 38%, en una economía que sólo el año pasado tuvo una inflación, oficial, de más del 180%.
Por ello la medida reciente de incremento de las tarifas acordada por Conatel y los operadores, con la intención de ir, poco a poco, equilibrando las cuentas de las empresas, había dado una especie de oxigeno al sector, que se había comprometido a invertir entre 70 y 95 millones de dólares en el 2016 a través de la adquisición de dólares al precio oficial para los sectores no estratégicos, establecido en unos 640 bolívares por dólar.
Pero el incremento de las tarifas, que se estableció entre 100% y cerca de 2.000%, aún por debajo del impacto a las empresas al asumir un dólar para invertir con una devaluación del 5000%, fue congelado un par de días después de ser ejecutado por las empresas privadas Movistar y Digitel por el presidente de la República, Nicolás Maduro, (las del Estado los ejecutarían esta semana y se situaban entre 100% y 1.700%), que sencillamente le pasó por encima al acuerdo del regulador Conatel con las operadoras y decidió no permitir los aumentos, afectando considerablemente al sector y empujando a las empresas a mantener las pérdidas y dejando en el limbo las intenciones de inversión de éstas.
Además, con la decisión, en la que también increpó a los operadores y les dijo que si no podían con las empresas se las vendieran al Estado (Venezuela atraviesa una crisis económica enorme y no tendría como hacer frente a pagos mil millonarios por las operadoras privadas), el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, condenó la mejora de la calidad de los servicios, ya fuertemente desmejorados, pues al no permitir los aumentos, que son necesarios para el mantenimiento de las plataformas y reinversión, las empresas no podrán hacer las inversiones necesarias para que los usuarios puedan disponer de mejores servicios y valores agregados. Por el contrario, con esa decisión, las redes terminarán colapsando y una parte importante de los usuarios tendrán que conformarse con servicios cada vez más complejos y deteriorados.
Las redes avanzadas, que tienen estancadas desde hace 3 años sus inversiones y expansión, terminarán siendo para un pequeño nicho, hasta que éstas terminen colapsando también por falta de inversión y mantenimiento.
En Venezuela, el sector de las telecomunicaciones atraviesa un duro golpe, pues desde hace tiempo no cuentan con dólares para invertir, mantienen deudas enormes con sus proveedores internacionales, estimadas en más de 700 millones de dólares y, además, no pueden incrementar las tarifas a los valores reales, pues por un lado el Gobierno les frena las intenciones, congela incrementos y, por el otro, aumentarlas a los valores reales o justos, implicaría que una parte de la sociedad, subsidiada en servicios de telecomunicaciones desde hace años, tendría que sencillamente quedarse sin acceso a algunos de los que hoy disfruta, entre ellos Internet y TV por suscripción.