El 2020 va a ser un gran año: al parecer tanto las redes 5G como Internet de las cosas ( IoT) estarán iniciado su comercialización en ese año.
La palabra clave es “comercialización” porque, para entonces, se estima que habrá 50 millones de dispositivos conectados entre sí.
Según un informe del Instituto McKinsey y recogido por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), estima que el potencial impacto económico de tener “sensores y dispositivos conectados por redes de sistemas informáticos” – mejor conocida como Internet de las Cosas (IoT) -, podría ser tan alto como $11.000 millones en el año 2025.
Para entonces, la IoT podría estar presente en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria vive tanto doméstica cómo profesional incluyendo nuestros, autos, hospitales y tiendas.
Sin embargo, la oportunidad de transformar digitalmente nuestro mundo en forma masiva – donde los vehículos de auto-conducción y casas inteligentes serán la norma – también supone retos importantes que se interponen con el potencial aspirado.
Por encima de lo esperado
Preguntas como de dónde saldrá el dinero, si son confiables para estar en manos del público o como modificarán la forma en que trabajamos son apenas algunos aspectos que hay que explorar del Internet de las Cosas.
“Yo prefiero llamarlo Internet de todo. Como sea, algunas personas piensan que en realidad podrían ser un millardo de dispositivos que estarán conectados entre sí en 2025. No tenemos por qué saber adonde nos lleva la tecnología pero deberíamos hacer lo posible para que lo haga a donde queremos ir”, señaló el experto sobre el tema Robert Smith quien señala que algunos aportes poco destacados de la IoT son:
• La conectividad de dispositivos y sensores nos da la capacidad de entender mejor nuestro mundo
• Esta comprensión permite, también, predecir lo que nos gustaría que pasará
• La clara visión de lo que podemos lograr facilita “mercadear” esa idea y conseguir recursos para ella.