Ganadora junto en el FINNOSUMMIT de Bogotá, Aflore.co utiliza una plataforma tecnológica simple, combinada con modelo basado en la confianza y capital relacional.
Según explicó el COO y co- fundador de la startup Aflore, Manuel Jiménez, un herramienta de recolección de información demográfica simple, un modelo de negocio que rompe paradigmas con respecto a la banca tradicional al llevar la oferta de crédito a la sala de la casa del beneficiario y un mecanismo de venta directa que utiliza a sus “Consejeros” como canal, constituyen los elementos del concepto que la ha convertido en un caso de éxito.
“Aunque iniciamos en forma lenta y conservadora, con montos pequeños y en corto ya hemos completado un ciclo de préstamos por un monto aproximado de $ 400 mil, equivalentes a unos 1000 créditos“, explicó el COO de Aflore.
Con apenas dos años de operación en Bogotá y un poco menos prestando dinero, la startup cuenta con 750 consultores, crece a una tasa de 10% mensual, tiene un indicador de resolicitud del 70% (“nunca visto en la industria jamás”) y una pérdida tres veces menor que la tasa promedio: mientras el mercado tradicional tiene un indicador de 7%, la tasa de Aflore es apenas de 2,5%.
Jiménez estima, aunque hasta. Ahora han mantenido montos bajos, la oportunidad de negocio está en servir la demanda crediticia que está en rango entre US$ 300 y US$ 3000.
“Ahí están los requerimientos de la clase media emergente: desde la universidad para que los hijos hasta la remodelación de la casa para alquilar el segundo piso o la ampliación del negocio. Todos ellos son oportunidades de crecimiento personal que, en este momento, no son atendidos financieramente por nadie”, explicó el experto.
Todo ello en un segmento de la mercado que, en Colombia, ronda el 80% de la población, con cifras similares en toda América Latina.
De informales a “consejeros”
Jiménez explicó que los usuarios de la plataforma son los consejeros que registran a los clientes y cargan su información y, luego,si el crédito es aprobado, la utilizan para realizar seguimiento de los pagos”.
“No somos una plataforma B2B: el dinero sale de nuestro balance. Lo que usamos es este un canal innovador que es esta red de consejeros, estilo venta directa”, explicó.
Pero, ¿quienes son estos consejeros? Personas con educación media, entre 40 y 50 años, quizás pequeños comerciantes con un margen ligero de prevalencia de mujeres. Todos con algo en común: han hecho este rol antes, aunque informalmente.
En Aflore descubrieron que en nuestras sociedades hay un sistema informal de préstamos – que duplica en montos a la banca -, liderado por un organizador de la red o quien pone su propio dinero.
“Esas son las personas que nosotros queremos acercar a nuestro sistema y ayudarles a formalizar ese rol. Con eso resolvemos el problema de la desconfianza (fundamental en el problema de exclusión), por un lado y, por el otro, resolvemos el costo operacional al apalancarnos en una red mucho más barata. Ese es nuestro concepto”, afirmó Jiménez.
El co-fundado de Aflore considera que, en América Latina, hay muchas oportunidades de emprendimiento en todas las áreas, especialmente en el segmento demográfico de la base de la pirámide que está rezagada en la adopción de la tecnología.
“Debería haber más eventos como el FINNOSUMMIT que aceleran y fortalecen el ecosistema emprendedor: en Fintech e inclusión financiera hay mucho terreno por explorar. Un emprendedor puede pensar que lo más sexy es innovar para lo más alto de la pirámide, pero creo que, bajando un poquito, se hace un bien social mucho mayor, hay un mercado tremendo, que – bien servido – puede resultar en un beneficio gigante porque hay mucho dinero“, concluyó Jiménez.
Para revisar más en detalle el concepto Aflore y las posibilidades de emprendimiento en el sector Fintech revise la conversación completa.