Apostando a la renovación
El garaje en el que Bill Hewlett y Dave Packard concibieron sus primeros aparatos en los años 1930 es considerado el lugar de nacimiento de la Silicon Valley, cuyo ascenso fue acompañado por HP.
Actor histórico de la informática estadounidense y mundial, el grupo Hewlett-Packard (HP), parece haber sido superado por los reyes de internet y de los móviles: el precio de apertura de HPE hoy en Bolsa es menos de la mitad de su volumen de negocios anual; seis veces menos que Facebook, diez veces menos que Alphabet (ex Google) y catorce menos que Apple.
Después del la compra de Compaq en 2002 (dirigida por la actual candidata republicana Carly Fiorina ) se convirtió en un gigante que asumió nuevas fusiones con no resultados por debajo de las expectativas que los generaron.
“La historia demostró que HP podría haber ocupado su tiempo de otra manera. Cuando uno compra los problemas de otro, debe prestar mucha atención”, indicó el analista de Forrester, Peter Burris.
Con la puesta en marcha de hoy, ese gigante de la tecnología ya no existe más desde el punto de vista burocrático-institucional.
“El actual mercado es diferente al de esos días y requiere empresas más concentradas y reactivas que en la época de Carly Fiorina, donde lo principal era rivalizar con IBM, no con Amazon. Hoy es muy difícil administrar el hecho de ser una gran empresa con gran diversidad de actividades. Lo que han hecho en HP es sano para el nuevo mercado”, dice Tom Bittman, analista de Gartner.
Sin embargo, la oferta de productos debe evolucionar, en particular en lo que tiene que ver con los programas, dicen tanto Burris como Bittman. Este último considera de todas formas que la nueva HP “está bien posicionada para ayudar a sus clientes” en el híbrido ambiente actual, en el que los nuevos servicios en línea se suman a los sistemas informáticos tradicionales.
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