De acuerdo a una encuesta realizada recientemente por Kaspersky Lab y B2B International, el 91 % de las organizaciones encuestadas sufrieron un ataque cibernético al menos una vez durante los últimos 12 meses, mientras que el 9 % fueron víctimas de ataques dirigidos – actividades cuidadosamente planificadas destinadas a infectar la infraestructura de una red corporativa específica.
El uso extensivo de dispositivos digitales en el lugar de trabajo (BYOD) ha creado condiciones ideales para el ciberespionaje y el despliegue de malware capaz de robar información corporativa.
El año 2013 reveló información sensible sobre ataques de spyware relacionados directa o indirectamente a actividades de diversas agencias del gobierno. Otros actores significativos en la escena de las ciberamenazas corporativas fueron organizaciones que reclutaron cibercriminales para infiltrar las redes de sus competidores. Las fuerzas cibercriminales externalizadas realizaron operaciones principalmente enfocadas al robo de información.
Otros ataques estuvieron basados en sabotaje, utilizando aplicaciones maliciosas para borrar datos o bloquear operaciones de infraestructura. Algunos troyanos especializados fueron capaces de robar dinero a través de sistemas bancarios. Los cibercriminales comprometieron sitios corporativos y redirigieron a los visitantes a recursos maliciosos, dañando la reputación de la compañía.
Las principales pérdidas financieras fueron causadas por ataques DDoS (distributed denial-of-service), los cuales clausuraron el acceso a los recursos web públicos de varias empresas durante varios días. A raíz de ello, los clientes buscan una compañía más confiable, lo que resulta en pérdidas económicas a largo plazo.
La distribución masiva de aplicaciones maliciosas puede afectar a cualquier compañía, incluso una pequeña organización comercial, resultando en pérdidas económicas y de propiedad intelectual. Los cibercriminales contínuamente mejoran sus recursos y utilizan enfoques y soluciones poco convencionales.
Existe una nueva tendencia en el panorama de los ataques cibernéticos: pequeños ataques “hit-and-run” realizados con precisión quirúrgica por grupos de hackers. Saben muy bien lo que necesitan obtener de sus víctimas, por lo que llegan, toman lo que están buscando y se marchan. Esta nueva tendencia se conoce como “cibermercenarios”, ya que obedecen las órdenes de quien sea que esté dispuesto a pagarles.