Al momento de adquirir un producto o servicio, las pequeñas y medianas empresas analizan de forma minuciosa todas las alternativas posibles que ofrece el mercado. Este abanico de posibilidades configura un escenario donde, muchas veces, el capital humano actúa como valor diferencial y motivo de elección.
La necesidad existe. La oferta es variada. Sin embargo, en muchas oportunidades, la calidad de la atención, los valores del personal, y la correcta comunicación terminan por definir la elección de un producto o servicio. Se trata de un fenómeno que, aunque resulta evidente para el sentido común, pocas veces es entendido como una ventaja de competitividad.
Las micro, pequeñas y medianas empresas suelen sentirse más cómodas interactuando con proveedores que compartan sus valores y que se desenvuelvan de forma relativamente similar a como ellos son con sus clientes y aliados. No importa si esta sensación proviene de la capacidad empática de quienes integran la compañía, o si es producto de una estrategia de comunicación elaborada. Lo cierto es que, a la hora de firmar, las pymes consideran cada vez más al capital humano como un factor de decisión.
Para lograr que el staff de la empresa se convierta en un valor diferencial, no se requieren de formulas mágicas ni de comunicaciones internas invasivas ni descontroladas. El primer paso se reduce a una correcta y objetiva selección del personal. “En Inteligencia y Tecnología S.A., nos tomamos muy seriamente el proceso de reclutamiento de nuestros futuros compañeros”, confiesa Marcela González, gerente administrativa de la empresa. Y añade: “A la hora de elegir, no nos concentramos sólo en las capacidades psicofísicas y en las aptitudes técnicas para el puesto sino que, además, recurrimos a entrevistas descontracturadas para lograr conocer a la persona detrás del postulante. El mecanismo involucra ejercicios matemáticos, un breve cuestionario técnico, y hasta un diálogo cara a cara con el CEO de la empresa”.
Lo cierto es que cada compañía cuenta con sus propias herramientas de selección. Y aunque no existen ecuaciones cien por ciento efectivas, el proceso de reclutamiento tiende a reflejar la conducta y los valores de las empresas y a presentarse como el primer gran paso para capitalizar los futuros recursos humanos de la compañía.
La valoración subjetiva
Cada empresa, sin importar su dimensión, posee un conjunto de características que la vuelven única e irrepetible dentro del mercado. Esta identidad está compuesta por valores, creencias, prestaciones, historias, personas y cientos de atributos más.
Cuando una pyme decide adquirir un nuevo producto o servicio, lo que hace realmente es buscar una marca que no sólo responda a sus necesidades (en referencia a las características técnicas de la solución), sino que también comparta algunos de los rasgos identitarios que la representan. De esta forma, si para la compañía el concepto de transparencia resulta ser un atributo fundamental, la empresa que logre transmitirlo de la mejor manera posible estará, seguramente, en condiciones más favorables que el resto de sus competidores.
Red Plataforma, ha atravesado experiencias donde la calidad del capital humano de la compañía ha sido motivo de reconocimiento por parte de sus clientes y aliados comerciales. Su titular, Eduardo Kirchuk, comenta al respecto: “En lo personal, siempre ha sido motivo de orgullo para mí trabajar con un equipo profesional como el nuestro. Creo firmemente que el factor diferencial de Plataforma no sólo radica en la calidad de nuestras soluciones informáticas, sino que también proviene de la calidad humana de la gente con la que compartimos el trabajo diario”. Y agrega: “Cada vez que un cliente, proveedor o aliado nos menciona o pondera por cómo trabajamos, simplemente sabemos que lo hicimos en base a lo que creemos”.
En consecuencia, a la hora de salir a buscar un nuevo proveedor, no sólo se deben contemplar las características del producto o servicio. También debe valorarse la calidad del capital humano con el que se trabajará a partir de ahora y considerar qué valores guían la conducta corporativa de la empresa. El compromiso del personal, además de su formación y experiencia, actúa en estos casos como garantía de éxito.