El gap existente entre la educación y la tecnología es cada día más evidente, mientras que la educación parece no reaccionar a las necesidades de los tiempos, la tecnología avanza a velocidad Warp.
Recuerdo en el 2001 cuando Intel me encargó que escribiera la versión Argentina de Intel Educar para el Futuro, una capacitación exclusiva para maestros que intentaba reducir la brecha existente entre el mundo educativo y la tecnología, en ese momento creí que era un paso correcto y concreto para dar una solución a ese tema.
A 10 años de aquella acción, creo que no fue suficiente y hoy creo que mientras no cambiemos la forma pensar de los pedagogos que crean carreras, las aulas no van a transformase y nuestros educandos seguirán con un déficit temerario.
El problema es casi filosófico, los pedagogos aún ven a informática como una materia de estudio, y no como una herramienta que enriquece la experiencia educativa.
Cuando uno mira el sistema educativo de países como Corea del Sur o Finlandia, número uno y dos en el ranking mundial de calidad educativa, se da cuenta que si America Latina no provoca un cambio inmediato en la manera en la que educamos a nuestros alumnos, estamos hipotecando el futuro y horadando el potencial del mercado tecnológico de nuestra región.
La falta de dinámica de las universidades para adaptarse a los tiempos de una economía del conocimiento, los innumerables problemas que encuentran los alumnos para participar de proyectos de I+D, junto a las empresas que tampoco pueden beneficiarse de esta capacidad, sumado todo esto a la sangría que por un lado causa la no terminalidad de porcentajes obscenos de alumnos que se inscriben en carreras de sistemas, y el combo del bajo nivel con que llegan a la Universidad en ciencias duras, es un lujo que ninguna Nación de la región puede sostener en el tiempo.
Cuando paso frente a una Universidad tengo la misma sensación que cuando paso frente a una prisión, “todos los que están adentro están condenados” suelo pensar.
Estamos generando formas perversas de aniquilar generaciones, de la misma forma que el robo de identidad es un delito de lesa humanidad debería ser considerado en igual grado el delito de robar el futuro.
La palabra mágica en Finlandia para definir la educación es EQUIDAD, la igualdad de oportunidades para asegurar que todos los ciudadanos sin importar credo o género puedan capacitarse para ser actores de su propio destino.
Es necesario e imperativo mostrar liderazgo en este sentido, es necesario integrarnos como región y fundamentalmente trabajar en la terminalidad de las carreras de grado.
Seria lógico pensar en un impuesto que las empresas deban pagar por cada empleado que deja su carrera en el periodo laboral, el Estado debe promover medidas para evitar que un solo alumno no termine su carrera.
También es necesario que las Universidades cambien, no puede ser que un alumno que abandona la carrera con un par de años en el mercado laboral, sepa mas que un egresado.
Nunca vamos a lograr la integración económica plena, mientras nuestras universidades y nuestra tecnología no se integren en forma regional.
Si pretendemos ser una región realmente emergente, no podemos obviar estos temas para alcanzar nuestras metas.
Marcelo Lozano
Director CIO AMERICA LATINA