Y parece ser asi, como concluye un reciente estudio de Regus, donde el 45% de las empresas animan a sus empleados a unirse a redes sociales profesionales como Linkedin, Xing o Viadeo, puede decirse que todavía la mayoría o se muestra indiferente sobre su uso o lo rechazan radicalmente por considerar estos nuevos medios como un verdadero torpedo contra la producción de la compañía.
¿Quiénes tienen razón? Muy probablemente ambos sectores de opinión, por cuanto todo depende de cómo los empleados utilizan los medios sociales. Siguiendo la premisa básica de ‘según y cómo’, aquí se ofrecen algunas de las ventajas que los medios sociales pueden aportar al negocio al mejorar la productividad de los empleados junto con algunos de sus potenciales efectos negativos.
Desde la ‘luz’
Con Internet los empleados pueden encontrar la información que necesitan de un modo mucho más rápido. Y eso es un tremendo valor a su favor… aunque no siempre. La sobrecarga de información disponible en la Red también puede dificultar la localización de una manera rápida y sencilla de la solución a nuestros problemas, incluso haciendo búsquedas específicas. Después de todo, cuando se hace una búsqueda los resultados son múltiples, con páginas y páginas de información, y por lo general no ordenados de la forma más adecuada y valiosa para nuestros objetivos. Esto obliga a consultar un gran volumen de datos, no siempre exactos y a veces hasta contradictorios.
Todo lo contrario suele ocurrir cuando se utilizan las redes sociales para obtener información concreta, pues estos medios ayudan a conseguir datos fiables y útiles de una forma rápida. Cualquiera que haya fracasado a la hora de conseguir una respuesta fiable y rápida en Google, por ejemplo, puede probar en Twitter, Facebook o LinkedIn y comprobará como muchos de nuestros seguidores en estas redes sociales nos proporcionaran información concreta y exacta –incluso enlaces- en muy poco tiempo. El filtrado que genera un grupo humano afín a nuestra formación e intereses no se puede comparar al de ningún algoritmo.
No sólo networking profesional. El networking profesional generalmente se concibe en términos de oportunidades laborales y no hay duda de que es una herramienta crítica para avanzar en nuestras carreras. Pero también puede ser muy útil para mejorar y avanzar en nuestro actual puesto laboral. Una conexión de networking social correcta puede suponer contratos para nuestra empresa, consejos profesionales y conocimiento de oportunidades formativas que pueden ayudarnos a mejorar el rendimiento profesional. Es más, una buena red de medios sociales es una buena vía de transmisión del talento.
Alivio del estrés. No hay que ocultar la verdad: se puede abusar del uso de los medios sociales en el trabajo, pero utilizados con moderación aportan una buena manera de reducir y aliviar el estrés laboral. Sea echando un vistazo a un vídeo recomendado por un amigo en Facebook o leyendo un interesante post de un blog tuiteado por uno de tus seguidores, los medios sociales ofrecen un breve escape, un reconfortante paréntesis a la actividad laboral a la que volver con renovadas energías. Un estudio publicado hace dos años por un científico australiano de la Universidad de Melbourne concluyó que un uso prudente de los medios sociales, los blogs o YouTube por los trabajadores durante las horas de oficina incrementaba la productividad un 9%.
Mayor cohesión de los grupos y equipos. Esto es especialmente cierto en compañías cuyos empleados trabajan en diferentes ubicaciones. Herramientas internas como la red social privada Yammer y los wikis permiten a los grupos trabajar en proyectos específicos para mantener la cohesión entre sus miembros de una forma más eficiente y atractiva que el email o el teléfono. Observar las distintas piezas de un proyecto a través de una red social en y desde el lugar de trabajo puede generar compromiso, entusiasmo y un sentido colectivo de propósito y consecución de objetivos. Además, aporta a la gente un mayor sentido de la responsabilidad, algo que nunca viene mal.
Desde el ‘lado oscuro’
Pero los medios sociales tienen dos caras y, curiosamente, de la mala muchos de los autoproclamados ‘expertos’, ‘gurús y ‘ninjas’ de estos nuevos medios nunca hablan: también pueden ser, y de hecho muchas veces son, un freno a la productividad. Una entrevista realizada el pasado mes de marzo por la firma de investigación de mercados uSamp concluyó que “la proliferación de herramientas sociales y de colaboración diseñadas para incrementar la productividad están realmente costando a los negocios millones de dólares al año en pérdidas de productividad”. Esto se debe en concreto a:
Interrupciones en la actividad laboral. Los medios sociales son una fuente de constantes interrupciones laborales. Un sondeo realizado por harmon.ie a 515 empleados usuarios de email de Estados Unidos reveló que “casi el 60% de las interrupciones laborales están hoy relacionadas con el uso de herramientas como el correo electrónico, las redes sociales, los chats y los mensajes de texto, o con el salto entre las ventanas de las diferentes herramientas y aplicaciones. De hecho, el 45% de los empleados sólo consigue trabajar 15 minutos o menos sin ser interrumpidos, y el 53% suman al menos una hora diaria de distracciones de todo tipo.
La tentación constante. Peor que los empleados interrumpan las tareas laborales es que lo hagan deliberadamente para consultar o participar en medios sociales porque, sencillamente, pueden permitírselo. De acuerdo con el estudio de harmon.ie, dos de cada entrevistados afirmaron que “interrumpirían una reunión de trabajo con su grupo para comunicarse con alguien digitalmente por medio del email (48%), para responder a una llamada al móvil (35%), chatear vía IM (28%), actualizar su estado en una red social (12%) o tuitear (9%)”. ¡Y eso durante una reunión de trabajo!
Esas cifras lógicamente aumentan cuando los empleados se encuentran en sus propias mesas de trabajo con libertad total para utilizar sus dispositivos. ¿Por qué si no hay tantas granjas tan bien cuidadas en FarmVille?
Pérdida de calidad del trabajo. Las interrupciones constantes –voluntarias o sufridas- no sólo roban tiempo al trabajo sino que además ejerce un impacto negativo sobre su calidad final. Como cualquiera que tenga hijos pequeños sabe de sobra, es imposible concentrarse en el trabajo ante continuas interrupciones y distracciones, voluntarias o no, que cortan el hilo del pensamiento y nos obligan a intentar retomar constantemente el razonamiento original.
Por supuesto que no hay soluciones sencillas. El uso de los medios sociales en el lugar de trabajo es hoy algo común y lo seguirá siendo en el futuro, y las compañías que corten el acceso a ellos y a los websites no relacionados directamente con el negocio (casi la mitad lo hace, según harmon.ie) corren el riesgo de dejar a los empleados fuera de los avances de larevolución social de Internet. Probablemente lo mejor consiste es centrarse en mejorar la eficiencia de los empleados, y no gastar tiempo y energía en tomar medidas drásticas que minen la moral de la plantilla.