De nuestras conversaciones con los ejecutivos de la banca en el último mes, tomamos nota de su observación de que la industria con el tiempo ha ido renombrando al outsourcing (servicios externos) como cloud computing (computación en la nube), a pesar de que esta tecnología ha avanzado lo suficiente como para diferenciarse. Y este cambio de marca formal del outsourcing hacia el cloud computing continúa, no sólo en los servicios financieros, sino en otros sectores también.
Si lo relacionamos con el outsourcing, el cloud computing es un término nuevo, y es menos definido, y muchos analistas así lo entienden. Las primeras retroalimentaciones sobre el cloud computing, sin embargo, muestran una menor apertura de la industria hacia la computación en la nube, en general, pero más proclive hacia la nube privada – por lo que hoy es una loca carrera para hablar de nube privada también, no importando las nociones de servicios de aplicaciones que se necesiten, o a la virtualización, o los servicios de hosting (alojamiento) que pueden describir exactamente lo que realmente se está llevando a cabo.
Todos estos intentos de llegar a crear algo nuevo para conversar, ha creado una profunda transformación de cómo los bancos prefieren consumir y pagar por esta tecnología. Los ejecutivos de TI encontraron un enfoque modular para el consumo de IT y pueden justificar hoy más fácilmente a la juntas de directorio. Sin embargo, aun cuando las presiones económicas han disminuido, todavía vemos un interés continuo en el consumo basado en la utilidad tecnológica y este modelo ha demostrado no sólo ser una medida provisional, sino que se está convirtiendo en la norma.
Desde un punto de vista del modelo de negocio, por ejemplo: el modelo bajo demanda (es decir, la eliminación de los costos iniciales importantes, y los gastos más en consonancia con el uso operacional) ha creado fuertes intereses en común, como en los de servicios públicos, y, especialmente, entre los jugadores más pequeños. Curiosamente, las pequeñas instituciones de nivel en Australia, Indonesia y Filipinas han presionado para que el cloud computing sean sus sistemas núcleos y para que administren sus procesos del negocio. Esta atracción surge de un deseo: de hacer un uso real de las capacidades tecnológicas más amplias y profundas de acuerdo con las necesidades de la organización, sin tener que incurrir altos costos de las ofertas de soluciones propietarias.
Por su parte, las instituciones financieras están tomando sus principios y decisiones basados en los resultados del gasto en TI:” Yo pagaré por lo que necesito y requiero”. Esto no solo lo vemos basado en los precios a pagar por este servicio, sino también en los contratos de SLA y performance de los servidores, sino también en otras combinaciones de precios para tener en cuenta los riesgos asumidos (ya sea del banco o de un tercero, o ambos) y que realmente cumplan los objetivos del negocio. Así que, cualquiera que sea el término que está siendo empujado por el mercado – ya se trate de la computación en nube, o la transformación de servicios públicos, o el “nuevo outsourcing” – este debe alinearse con el “pago por uso”, y ratificar en resultados concretos por qué ha ganado terreno.
Cloud Computing en los Servicios Financieros.
Sin embargo, el debate sobre la relevancia del cloud computing en los servicios financieros aún no se ha resuelto. Justo cuando había indicios de que la industria estaba empezando a creer y comprar la adopción del negocio en la nube, hubo una alta incidencia de fallas e interrupciones operativas de terceros, que han demostrado ser perjudiciales para tener confianza en varios prestadores de esta tecnología. De manera reactiva, la respuesta de muchos actores ha sido disminuir el apetito por estos riesgos, asociados principalmente a la gestión de terceros, para no dañar datos sensibles, la infraestructura operativa, sus activos y su tecnología, independientemente de los posibles beneficios subyacentes.
El anuncio reciente de la Autoridad de Regulación Prudenciana de Australia (APRA) ha puesto el dedo en la llaga si el cloud computing tiene que ser administrado similarmente como un servicio de outsourcing y de offshoring. Desde este anuncio, la industria se beneficiará porque se definirá más claramente un marco regulador para esta industria en relación al cloud computing, incluyendo varias consideraciones y planes de contingencia necesarios, sobre todo cuando los bancos toman ciertas estrategias de innovación TI con esta tecnología.
Es indudable que cuando exista un marco regulatorio, las directrices del cloud computing a nivel mundial, esperarán que este marco sean de un alcance más allá de lo regional, y que ayuden a los actores de este mercado cloud, a construir plataformas que permitan integrar todos los países necesarios de un determinado banco. Esto también le dará un nuevo impulso a la creación de nuevos modelos de prestación de servicios de TI más innovadores, donde se presentarán las mejores prácticas y factores críticos para que la industria respectiva tome o no la decisión de migrar a esta tecnología. Además los bancos, especialmente los de los mercados menos desarrollados, también verán a una mayor disponibilidad de ancho de banda para sus negocios, y mejoras en sus infraestructuras de red para poder impulsar y debatir si elegirán subirse al cloud computing en un corto o mediano plazo.