– Ing. Pablo Abdian, VP para Latam de IntelligenX,
CEO de Asante S.A. y especialista internacional en seguridad –
El premio Nobel Murray-Gellman afirma que: “Hay una diferencia mayor entre un hombre que sabe Mecánica Cuántica y otro que no, que entre un ser humano que no sabe Mecánica Cuántica y los otros grandes simios”.
Sin dudas, Murray-Gellman es un poco sarcástico en su frase, pero no tengo duda que la mecánica cuántica está entrando lenta y plenamente en la seguridad de la información.
La criptografía cuántica como idea se planteó en la década del 70, pero recién en 1984 que se anuncia el primer protocolo.
La ventaja más importante de la criptografía cuántica es que si un intruso no autorizado intenta hacer eavesdropping durante la creación de la clave secreta, el proceso se perturba detectándose la intrusión con anterioridad a que se transfiera información confidencial.
Esta ventaja es un efecto que se origina en el principio de incertidumbre de Heisenberg, que nos indica que el proceso de medir en un sistema cuántico perturba dicho sistema.
Cuando hablamos de seguridad dentro de la criptografía cuántica sabemos que sustenta su potencial en las bases de la mecánica cuántica, brindando una divergencia cualitativa sobre la criptografía de clave pública que relaja la seguridad en supuestos de complejidad computacional de axiomáticas funciones matemáticas, no muy axiomáticas.
Estamos rodeados de forma cotidiana por aparatos y dispositivos nacen gracias a las leyes de la mecánica cuántica: computadoras, teléfonos móviles, GPS, DVDs. CDs o simplemente relojes atómicos que nos informan la hora con una precisión increíble.
No obstante, aún no hemos ingresado en la verdadera Revolución de la Informática Cuántica, que establece que el espacio entre los 1 y los 0 de la lógica binaria es enorme para alcanzar un nuevo límite vertical en las capacidades de proceso de información e inteligencia artificial.
Los científicos aún están en etapa de análisis para valerse de las paradójicas propiedades del mundo cuántico y de tal forma poder erigir nuevos sistemas de procesamiento y de transmisión de datos.
El futuro de la seguridad se presenta de forma contradictoria y apasionante, por un lado mandar y guardar información será más fácil y segura, pero también es lógico suponer que se pueden construir computadoras cuánticas mucho más eficientes para atacar los algoritmos de criptografía actuales, que alcanzarían es nivel de seguridad comparado de un password de hoy.
Pero para ello aún falta mucho…
¿La criptografía cuántica existe?
El sueño de la computación cuántica plantea a futuro un nuevo paradigma computacional sustentado en la mecánica cuántica, para atacar de manera eficiente de problemas complejos como la factorización de enteros, la simulación cuántica y el logaritmo discreto. El mundo de la computación cuántica no usará bits de datos, trabajará con bits cuánticos o qubits, capaces de constituir el estado “1” ó “0” paralelamente.
Para comprender cabalmente el impacto que va a provocar la computación cuántica es necesario leer El Cisne Negro, de Nassim Taleb quien nos revela la poca capacidad que tenemos para predecir los grandes acontecimientos cuyos impactos cambiarán el futuro, y de nuestra obsesión por la modelización de la realidad.
Creemos contar hoy con la verdad en materia de seguridad informática, puesto que nos confiamos de modelos “científico-matemáticos” de validación, sin damos cuenta de que los antecedentes que aceptamos como válidas no siempre lo son.
Si bien hoy existen algunos prototipos de laboratorio capaces de manejar algunos qubits, aún estamos muy lejos de concebir la primera computadora cuántica, comparativamente podemos afirmar que aún no alcanzamos a los orígenes de la primera computadora que se ubican por el año 1936, cuando el matemático inglés Alan Turing presentó su famosa máquina de calcular. Por otra parte, en América Latina las primeras que llegaron fueron instaladas en el centro de cómputos de Ferrocarriles Argentinos. En el campo científico fue Manuel Sadosky, Vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, quien trajo a la Argentina la primera gran computadora de América Latina, la llamada Clementina.
En el campo cuántico podemos afirmar que Clementina es solo una idea aún, y nada más, pero quien domine esta tecnología va a ser el próximo Cisne Negro de nuestro planeta tecnológico.
La escala de miniaturización de la que surge la famosa Ley de Moore, esta por pasar a una escala atómica, lo que nos obliga a buscar un nuevo paradigma computacional o no será posible miniaturizar más. Actualmente, no contamos con el elemento cuántico que admita una alta integración y escalabilidad, propiciando de esta forma el comienzo de la era de la computación cuántica.
Una computadora cuántica requiere de un sistema físico que se soporte cuánticamente un período de tiempo suficientemente largo y que permita accesarlo y manipularlo dinámicamente.
El estado del arte actual de esta materia es ciertamente lo más cercano a la ciencia ficción.
Esto nos lleva a deducir en paralelo que, aunque se han conjeturado cuantiosos algoritmos cuánticos para desarrollar tareas tales como factorizar enteros o efectuar búsquedas en una base de datos, no existe aún ningún algoritmo cuántico de criptografía.
Por tal motivo, si aún no tenemos las computadoras cuánticas ni existen algoritmos cuánticos de criptografía, no podemos sostener seriamente a la criptografía cuántica como tal, solo podemos hablar de un modelo de distribución cuántica de claves.