La voracidad de los usuarios de Internet acabará saturando la capacidad de los cables transatlánticos dentro de cinco años, forzando a los operadores a invertir en la creación de nuevas infraestructuras submarinas, según Telegeography.
La enorme explosión experimentada por el volumen de datos del tráfico mundial durante los últimos años ha llevado a dotar de mayor capacidad a los cables transatlánticos de fibra, generando una sobreabundancia de ancho de banda a precios bajos. Esto ha reducido el incentivo financiero de los operadores para invertir en nuevos cables submarinos, aunque, según Telegeography, no tendrán más remedio que hacerlo hacia 2014.
“Los precios del mercado por capacidad transatlántica no soporta el modelo de negocio que rige la construcción de nuevos cables,” asegura Kreifeldt, analista de Telegeography. El cambio que se está produciendo de exceso a escasez de capacidad modificará las economías de las infraestructuras de cable, elevando los precios que pagan los proveedores de servicios por primera vez en años. Muchas empresas podrán amortiguar estos efectos, pero finalmente verán como los precios que pagan por el ancho de banda dejarán de caer”.
Las exageradas expectativas generadas en los primeros tiempos de Internet durante los últimos años 90 llevó a los operadores a creer que la demanda crecería más de lo que lo hizo finalmente. Y el negocio de los cables transatlánticos pasó de estar en manos de los grupos de operadores a compañías especializadas como Global Crossing, que se lanzaron a sacar partido de la tendencia prevista. Así, entre 2000 y 2003 se tendieron seis nuevos cables transatlánticos, creando un exceso de capacidad que llevó a muchas de esas compañías a la quiebra y cambió por completo el modelo del negocio. La capacidad combinada de todos los cables transatlánticos se acerca en la actualidad a 40 Tbps, de acuerdo con lo datos de Telegeography.
Sin embargo, si la demanda crece, como se estima, a un ritmo del 33% entre 2008 y 2015, tal exceso de capacidad desaparecerá hacia 2014. Antes de que eso suceda, habrá que tender nuevos cables o arriesgarse a no poder satisfacer la demanda de tráfico, un dilema que en la actual recesión económica podría tener consecuencias muy negativas.
Francisco Carrasco, CIO America Latina