Uno de los tipos de fraude más alarmante que afecta a las instituciones financieras hoy, es el relacionado con las cuentas inactivas. Una cuenta bancaria es clasificada como inactiva cuando no muestra actividad financiera en un largo periodo de tiempo (normalmente de 12 a 18 meses), y no ha habido comunicación con el titular de la cuenta.
Ante esto, Easy Solutions, una empresa de protección total contra el fraude, ha venido alertando contra esta modalidad tecnológica y financiera, en vista de que las cuentas inactivas son virtualmente inaccesibles para los criminales externos. Sin embargo, el fraude relacionado con estas cuentas usualmente involucra a alguien dentro de la institución, y grandes sumas de dinero. Este tipo de fraude interno es particularmente preocupante.
Michael López, director de operaciones EE.UU. en Easy Solutions, afirma que el fraude no puede ser analizado aisladamente. “Precisamente esa es la forma en que muchas instituciones actúan hoy en día, perdiendo la batalla contra el fraude como resultado. Aspectos como transacciones internas, cuentas inactivas, y cambios de estado, por nombrar algunos, son monitoreados de forma compartimentada, cuando en realidad están estrechamente relacionados”.
-El fraude nunca es una operación de un solo paso, y las instituciones financieras deben proteger sus clientes y su marca contra el fraude si quieren mantener sus negocios.
¿Cómo hacerlo?
El primer paso es que un oficial del banco cambie el estado de una cuenta, de inactiva a activa. Si bien este cambio de estado debe ser registrado al ser una operación interna no financiera, muy a menudo puede pasar inadvertido si los trámites no son realizados de forma adecuada.
Una vez se completa este paso, la persona en el interior del banco realiza una transferencia interna a otra cuenta. El titular de la cuenta receptora es usualmente cómplice del crimen, plenamente consciente del plan y totalmente dispuesto a hacer su parte. Las ganancias se recogen cuando el cómplice transfiere el dinero recibido a otra cuenta, normalmente en otro país.
La primera, y más obvia razón es que el titular de una cuenta inactiva no tiene contacto con el banco, por lo cual descubrir que los fondos han sido robados puede tardar años. Sin embargo, la principal razón es que los bancos no cuentan con controles y programas adecuados para monitorear transacciones internas y operaciones no financieras.
Por ejemplo, no existen alarmas en caso de que el estado de una cuenta cambie, y ya que no hay dinero saliendo del banco, las transferencias internas no son marcadas para su investigación. En este caso, el cambio del estado de la cuenta y la transferencia interna fueron los precursores del fraude.
Soluciones
Para comenzar, las actividades financieras y no financieras deben ser monitoreadas estrictamente. Los bancos tradicionalmente han dependido del monitoreo transaccional basado en reglas, pero estos sistemas son poco eficaces. Un sistema de monitoreo basado en reglas marcará como sospechosa cualquier operación si una de las reglas es violada, creando así un gran volumen de transacciones para ser investigadas.
Muy a menudo, gestionar grandes números de alertas puede ser una carga para las instituciones financieras. Para combatir este tipo de fraude, los bancos deben cambiar su monitoreo basado en reglas a un sistema inteligente basado en comportamientos. La vigilancia inteligente de transacciones tiene la habilidad de generar alertas en caso de la violación de reglas compuestas, incluyendo operaciones que no involucren la transferencia de fondos.