La noticia se dispersó indignando a todos en Facebook, y es que la red social reconoció haber manipulado las emociones de sus usuarios como parte de un estudio basado en la prueba A/B.
El experimento es más común de lo que se piensa; con este, determinada compañía -en este caso Facebook– proporciona una experiencia web diferente a un pequeño grupo de cibernautas. Quienes son parte de la prueba, observan pantallas diferentes a las de sus vecinos de escritorio, a pesar de que ambos estén en el mismo sitio web.
Pero pese a la polémica desatada, debemos decir que Facebook no es la única empresa que realiza esta serie de investigaciones que navegan en el límite de la violación de privacidad de los usuarios web.
Google, por nombrar otro gigante, realiza constantemente pruebas A/B al generar pequeños ajustes en su algoritmo de búsqueda.
Por lo general, las pruebas A/B manipulan al usuario. Es este su principal objetivo. Sin embargo, hay una diferencia importante entre las típicas pruebas A/B y el tipo de ensayo que Facebook realizó junto con la Universidad de Cornell y de California.
Mientras que la mayoría de las pruebas A/B sirven para para mejorar el negocio de una empresa y su experiencia en usabilidad, los objetivos de Facebook para modificar el estado de ánimo, no son del todo claros.
La red social cambió los contenidos que aparecían en el News Feed de casi 690 mil usuarios solo para medir cómo influían los contenidos en los estados de ánimo. A algunas personas se los mostraron publicaciones más positivas, mientras que otros se les mostró información negativa.
Frente al debate, Adam D. I. Kramer, investigador del experimento, ha publicado en Facebook una declaración pidiendo perdón por el estudio y justificando que su objetivo no era “molestar a nadie”.