Hasta ahora, la mayoría de los proveedores de nubes públicas han seguido el ritmo de las nuevas demandas, pero todo tiene su límite.
De acuerdo con David Linthicum, Chief Cloud Strategy Officer en Deloitte Consulting, a medida que más y más empresas cambian a su personal al trabajo remoto desde casa, las nubes públicas adquieren una nueva credibilidad. La computación en la nube facilita mucho la gestión de las operaciones diarias cuando la fuerza de trabajo de una empresa se distribuye, y las empresas se están dando cuenta rápidamente del valor que la computación en nube puede aportar en esta dimensión.
Todo tiene un límite, hasta la nube
Sin embargo, el experto advierte que los proveedores de nubes públicas sólo tienen una capacidad limitada. “Porque incluso las nubes tienen límites finitos basados en el inventario físico existente. Los proveedores hacen un buen trabajo al compartir recursos utilizando capacidades avanzadas de gestión de inquilinos, y se supone que ampliarán su capacidad durante esta crisis, pero hay un límite al alza. Si un proveedor alcanza ese límite, será necesario emplear mecanismos de racionamiento”.
Ya lo vimos esto en Italia, el país más afectado por COVID-19 en las semanas pasadas. Los servidores en la nube, tanto dentro como fuera del país, fueron sobrecargados por una combinación de personas que transmitían películas y jugaban juegos en línea y personas que ejecutaban aplicaciones críticas para el negocio.
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“Los proveedores de la nube no han priorizado el uso todavía. Sin embargo, no es una mala idea pensar que las empresas con las facturas más altas en la nube tendrán prioridad de acceso sobre los usuarios que están viendo las repeticiones de Friends”, destaca Linthicum.
La apuesta de los proveedores de cloud computing en la actualidad es adelantarse a la demanda. “Hay que tener en cuenta que se trata de un aumento de la demanda internacional. Algunos países tienen mucha burocracia, regulaciones y políticas para moverse hasta que se les permita construir un edificio de cuatro pisos sin ventanas, lleno de servidores que utilizan más energía y agua que la mayoría de las ciudades pequeñas”.
El día siguiente a la pandemia
Para el experto de Deloitte Consulting, la mayor presión sobre las nubes públicas vendrá superada la crisis del COVID-19. “Las probabilidades de que gran parte de las empresas peor paradas en sus infraestructuras de datos aceleren las migraciones a la nube son mayore. Los proveedores de nubes públicas nadarán en efectivo, pero también necesitarán encontrar nuevas formas creativas para acomodar la oleada post-pandémica”.
Y culmina: “las prioridades han cambiado y seguirán cambiando en torno a la crisis de COVID-19. Es un ejercicio de planificación en curso para asegurar que nuestras aplicaciones y datos tengan los mejores y más resistentes hogares. Mientras capeamos esta pandemia, documentaremos el hipo que sufren las operaciones comerciales y desarrollaremos soluciones o recomendaciones para asegurarnos de que no vuelva a suceder”. Esto no es un simulacro. Inevitablemente surgirá otro desastre. Estén preparados.