Es la pregunta que todos se hacen con un estremecimiento: ¿hasta donde llegará la IA?
¿Al igual que con la energía atómica, hemos creado la IA para nuestra autodestrucción?
No sólo la pandemia reactivó el cine apocalíptico: los avances en la IA generativa o ChatGPT han traído a la mente las grandes obras de los finales del siglo XX.
Matrix pero, especialmente, Terminator resuenan cada vez que algún experto levanta la voz para pedir que está tecnología vaya más despacio.
El fantasma de Skynet parece acechar en cada pregunta que se le hace ha OpenAI, Bing y, ahora, Bard.
Lo cierto es que nadie parece estar seguro de si podemois llegar a esos escenarios de fin de mundo o, peor, si el punto actual nos pone cerca o lejos de ellos.
En todo caso, si hay algo amenazado de extinción sin que haya discusión alguna al respecto son millones de puestos de empleo y unas cuantas de nuestras actuales carreras.
Beatriz Arias, Directora de CoEducation Consulting, empresa especializada en el desarrollo de talentos, transición en sistemas culturales, liderazgo y posicionamiento nos recuerda – sin embargo – un elemento fundamental: la tecnología la hacen personas para personas.
“La IA está reemplazando algunos productos, procesos y resultados que antes eran realizados por seres humanos, es decir, estamos creando IA para que haga ciertos trabajos por nosotros”, destacó la especialista.
No obstante, insistió en que esta tecnología es nada más que una descripción de que esta no opera a través de un humano pero fue creada por humanos.
Lejos del universo Borg
Enfatiza la experta en gestión de talento que la inteligencia humana no se limita al procesamiento de datos y la capacidad de analizar información.
“La experiencia, las emociones, los sentimientos, la forma natural de las interacciones e, incluso, las reacciones que nos provocan y la autoconciencia no podrán ser replicadas inmediatamente por las máquinas”, aseguró Arias.
Recordó además que, pese a la espectacularidad de los avances actuales, a Inteligencia Artificial (IA) ha estado presente en la vida cotidiana del ser humano desde hace ya varios años.
Sin embargo, Reconoció que ChatGPT, Bing, Bard, Pass Gan, o Phenaki son tan sólo algunas de las más recientes novedades que parecen haber llegado para facilitar la vida de las personas, garantizando mayor productividad, agilidad, eficiencia, seguridad, entre otros beneficios.
Para Arias es fundamental comprender que la diferencia fundamental entre la inteligencia humana y la IA es que ésta última está diseñada para reconocer patrones y tomar decisiones basadas en esos patrones o datos recopilados.
“Y aunque tiene la habilidad de reconocer la complejidad de las situaciones y decidir en base a múltiples factores, aún no puede articular incluyendo la experiencia propia y distintiva”, explicó.
Enriquecer la IA
Según la especialista, todas las singularidades de la experiencia y las emociones que caracterizan a la Humanidad seguirán siendo necesarias para enriquecer a la Inteligencia Artificial.
Así que, de momento, hasta para garantizar su propia evolución, la IA necesita a los humanos más de lo que nosotros – aún – la necesitamos a ella.
En opinion de Arias, aunque lo que hoy nos sorprende de estas aplicaciones es su capacidad de amplificar o profundizar las habilidades esenciales de las personas, ellas aún están lejos de “alcanzar” la condición humana.
Así que la Directora de CoEducation Consulting es contundente:
“Definitivamente el uso de la IA aplicando el aprendizaje profundo va a modificar la vida del ser humano. Pero no más de como lo hizo la imprenta, las máquinas o la energía nuclear. Va a ser parte del desafío de la humanidad que todos accedamos y obtengamos lo mejor de esta interacción”.