La búsqueda de la equidad de género en la industria tecnológica tiene un nuevo incentivo: tanto la innovación como la productividad se benefician con más mujeres e importantes la plantilla.
Uno crearía que, a estas alturas del siglo XXI, sólo los talibanes islámicos requieren de razones para entender por qué es bueno para las empresas tener una política sin discriminación por género.
En realidad debería ser solo sin discriminación. Punto. Pero eso aún es demasiado pedir.
Por fortuna, la ciencia y la práctica favorecen a los que se animan a superar sus propios prejuicios.
Y es que la evidencia parece hacer cada vez más indiscutible que la participación de mujeres en la industria tecnológica:
- Mejora la innovación
- Fomenta el pensamiento crítico
- Aumenta la diversidad
- Y contribuye a promover ejemplos de posiciones de liderazgo
No obstante, incluso nuestra región (que tiene relativamente pocos musulmanes) no ha superado el prejuicio de género y todas sus consecuencias.
En 2018 publicaciones del Foro Económico Mundial mostraba que las mujeres:
- Constituían menos del 25% de los profesionales del ámbito de la inteligencia artificial a nivel mundial
- Para el 2021, prácticamente no se habían registrado cambios
En Latinoamérica, por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha señalado que los tres países con mayor volumen de actividades relacionadas con la inteligencia artificial (Argentina, Brasil y México) presentan grandes brechas de participación entre hombres y mujeres.
Frente a este contexto, hoy existen cada vez más iniciativas para promover la inserción de mujeres en el sector tecnológico.
La falta de formación como barrera
Todas estas cifras indican una fuerte resistencia en Latam hacia una mayor integración del talento femenino.
No obstante, esto es ir en contra de sus beneficios que, demostrados como están, han propiciado iniciativas para promover la inserción de mujeres en el sector tecnológico.
Un aspecto muy importante que influye en la participación femenina en el rubro es la educación. Según el último informe mundial de la UNESCO publicado en el 2020 es esencial:
“Descifrar el código, la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnologías, ingeniería y matemáticas (CTIM)”
Y es que:
- Solo el 35% de los estudiantes de la educación superior CTIM son mujeres
- Y solo el 3% de ellas eligen carreras vinculadas con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Estos son los mismos porcentajes que, más tarde, se ven reflejados en la disparidad de género en puestos de trabajo y lo que hace imprescindible que tanto las empresas como los gobiernos promuevan un cambio cultural.
Noventiq: si se puede
Y, aunque todos estos números pueden resultar largamente desalentadores, existen excepciones que confirman la regla… y los beneficios de la inclusión femenina.
“Desde nuestro lugar como una empresa totalmente tecnológica, contamos con casi un 30% de mujeres entre los puestos de dirección general de la región de América Latina“, ha señalado Sebastian Sack, Vicepresidente de LATAM en Noventiq.
Sack no se conforma con señalar el dato, lo argumenta:
“Contar con mujeres en cualquier industria impulsa una mayor diversidad en los equipos de trabajo, promueve la participación y contribuye a mejores políticas de equidad”.
Asegura, además, que una mayor inclusión:
- Aumenta las tasas de productividad e innovación
- Ya que permite equipos más diversos
- Se logra una mayor resolución de problemas
- Al contar con distintos puntos de vista
- E, incluso, se incentivan roles de liderazgo
La diversidad favorece la creatividad y la empatia y, ambas, la productividad, especialmente en equipos que deben pensar en soluciones para problemas existentes y algunos qe ni se sabe que existen.
Eso es, precisamente, lo que Noventiq aspira representar.