CONSTRUYENDO LA IDENTIDAD DEL BICENTENARIO
América Latina fue un espacio en donde la biodiversidad, la pluralidad multicultural, el respeto por la tradición y el conocimiento ancestral, eran parte de un sistema de comunión entre la naturaleza y el hombre, conformando una identidad única, rica en talento y valores.
Con el devenir de la modernidad la transformación se tornó inevitable, y en la medida que el ser humano –en un contexto global– fue adaptándose a las nuevas tecnologías, la brecha entre el ser humano moderno y los pueblos originarios fue alimentándose de forma incremental, hasta convertir a este sigma de exclusión en uno de los flagelos mas destructivos de la actualidad.
El impacto que la tecnología ha producido sobre el hombre, ha conformado lo que hoy conocemos como economía del conocimiento, en donde el ser humano y su talento vuelven a ser el centro de la escena y el verdadero valor de una Nación.
Convivimos con el 95% de los científicos que la humanidad ha producido en toda su historia, la base de conocimiento humano se duplica cada vez con mayor velocidad, de igual forma las comunicaciones aceleran un proceso de influencia cultural que amenaza la identidad de los pueblos latinoamericanos.
No somos pocos, los que pensamos que debemos establecer una nueva identidad en consonancia con la llegada del bicentenario de las independencias latinoamericanas, es inadmisible que en este nuevo modelo de ciudadano del bicentenario no integremos la génesis de nuestra existencia como nación, la cultura y los valores de los pueblos originarios son parte de nuestro ADN y es la tecnología la herramienta para integrarnos a estos pueblos, para conformar una propuesta que sea distintiva en el marco de una economía global.
El mundo digital, nos permite crear capsulas de conocimiento que rescaten las costumbres y el discernimiento ancestral de los pueblos originarios para integrarlo a nuestra propia vida cotidiana.
La tecnología en si misma es solo una herramienta, somos responsables de utilizarla para potenciar el talento de nuestro pueblo.
De igual forma que las reservas acumuladas en un Banco Central representan la capacidad de una Nación para afrontar sus compromisos económicos, un Banco de Conocimiento humano, es la capacidad que tiene un pueblo para afrontar los desafíos que plantea una economía en donde la única variable estática es el cambio continuo.
Pero no solo la tecnología es un factor central, sin dudas la educación es vital en este proceso y debemos adaptar nuestros sistemas educativos al siglo XXI, en donde podamos reconocer competencias de los individuos para poder integrarlos a un sistema de formación continua que debe acompañar al ciudadano, toda su vida.
La conjunción de estas ideas, amalgamadas en una sociedad competitiva y dinámica nos llevará a construir una identidad -del ciudadano del bicentenario,- íntegra, plural y humana.
Dra, Silvia Vazques
Diputada Nacional
Parlamento Argentino