Cuatro líderes de empresas tecnológicas reflexionan acerca de la necesidad de generar oportunidades para acercar a las mujeres a puestos de decisión al mismo tiempo que invitan a desafiar los límites autoimpuestos.
Las posiciones de liderazgo en empresas y la industria de la tecnología tienen algo en común: la falta de mujeres. El techo de cristal, por un lado, o la ya tan mentada brecha de género: ¿realmente sufrieron algún cambio? Partiendo de esa base, cuatro mujeres líderes de empresas tecnológicas argentinas cuentan su experiencia, derribando mitos, con la intención de construir nuevos paradigmas.
“El principal obstáculo de las mujeres, somos las mujeres mismas”. Arranca sin anestesia Pamela Scheurer, que hace 17 años cofundó Nubimetrics, empresa de data analytics que brinda servicios a más de 15 países. Scheurer, además es la líder técnica y CTO de esta organización global.
“Es nuestro propio síndrome del impostor”, continúa, “son los mandatos impuestos generación tras generación que nos auto imponen un techo. Debemos seguir trabajando incansablemente para cambiar nuestra mentalidad y animarnos a abrazar el éxito, a reconocernos poderosas y ser capaces de generar cambios que impacten al mundo. Digo todo esto porque lo vivo en carne propia, me sigue costando aceptar los éxitos como propios y a veces se sigue filtrando hay una pizca de culpa cuando recibo un reconocimiento. Gran parte de este cambio creo que se va a dar más rápido si nos ayudamos entre todas”.
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Por su parte, Vanesa Iglesias, directora regional de Operaciones en Solucionet, empresa de tecnología que abrió operaciones en cinco países a la vez y en plena pandemia, comparte que en su carrera y en su condición de mujer “el principal obstáculo en varias oportunidades he sido yo misma. Creando mis propias barreras al confiar poco en mí. Por otro lado, al trabajar casi siempre en ámbitos muy masculinos, sentía o me exigía el doble qué mis pares hombres para qué me crean capaz de conseguir resultados, liderar grandes equipos y/o manejar situaciones conflictivas”, relata Iglesias.
Iglesias llegó a liderar más de 8.000 personas con tan sólo 30 años. “Fui construyendo mi liderazgo desde la cercanía con el equipo, generando, guiando, ayudando tanto en lo laboral como en lo personal, trabajando a la par, y transmitiendo honestidad, convicción, y seguridad. Lo qué me permitió lograr equipos de trabajo desafiantes, motivados, con un alto nivel de compromiso y superación”.
Con relación a la brecha de género y el famoso techo de cristal, Mayra Fiszman, directora regional de Finanzas de avenida+, empresa líder en la conceptualización y producción de marketplaces bancarios, opina que “si bien las mujeres hemos avanzado mucho, aún queda un largo camino por recorrer. Los altos cargos, o directorios, siguen estando liderados por hombres en su mayoría, y con mejores remuneraciones. En muchas empresas, les sigue preocupando que una mujer vaya a tener hijos, como si eso las inhabilitara a ser buenas profesionales. Por suerte estos casos cada vez son menos”.
Según un estudio realizado por McKinsey, las mujeres son promovidas dentro de las empresas, a una velocidad mucho menor que los hombres. Sólo 86 son ascendidas a puestos directivos, por cada 100 hombres. Y en roles técnicos, esta brecha aumenta de 52 mujeres por cada 100 hombres, resultando en que muchas de ellas terminen abandonando la organización.
Como contrapartida, el relevamiento muestra que existe un fuerte vínculo entre la diversidad en el liderazgo de los equipos y la probabilidad de mayor rentabilidad de las compañías: las empresas con mayor diversidad de género tienen un 48 por ciento más de posibilidades de tener mejores rendimientos que aquellas menos equitativas en puestos directivos[1].
La formación de mujeres en STEAM
Si bien una gran parte de los países del mundo han llevado adelante políticas públicas para lograr que más mujeres se formen en disciplinas llamadas “STEAM” (llamadas así por ser las iniciales en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas), los resultados aún dejan mucho que desear:
“Primero que nada, no existen profesiones para hombres o para mujeres, sino para las personas. Por eso, independientemente del género habría que intensificar desde la primaria materias tales como lógica, matemática, ciencias. La falta de talentos en la industria de tecnología se debe al miedo a este tipo de materias”, afirma Vanesa del Villar, CFO de Nubity, empresa especializada en optimizar servicios en la nube con presencia en Argentina (CABA y General Pico, La Pampa) y Ciudad de México.
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Un estudio publicado recientemente en el diario El País de España sembró alarma, al concluir que cada año cae la proporción de mujeres que estudian Matemáticas, Informática y Tecnología en ese país. La conclusión principal de este relevamiento es que la etapa clave para frenar esta grieta es la educación primaria[2].
La importancia del equilibrio de roles parentales
La educación, los paradigmas culturales y los mandatos siguen teniendo su peso para que las mujeres sientan que pueden abrazar el éxito, sin tener que resignar deseos personales, entre ellos, la maternidad: “En el mundo laboral, aún falta superar esta barrera y entender que una mujer tiene la capacidad de ser a la misma vez una gran madre y una excelente profesional”, opina Fiszman.
Para Iglesias, “el sesgo cultural sobre los roles del cuidado de los hijos es la principal barrera para alcanzar la equidad. Por empezar, necesitamos una legislación más equitativa para ambos géneros. Toda profesional que he conocido ha pasado por el miedo o las dudas de saber si iba a poder con su rol de madre y su rol profesional. En mi experiencia personal, renuncié a mi puesto de Gerente en una multinacional, después de tener mi primer hijo, una posición por la que me había esforzado por más de 10 años. Lo hice porque intuí, qué no iba a conseguir el equilibrio qué necesitaba. Fue una decisión qué me costó, pero hoy siendo madre de dos pequeños niños, y liderando un puesto de Dirección a nivel regional, desde mi casa, teniendo la flexibilidad de manejar mis horarios, y logrando combinar mis dos pasiones me siento plena, y feliz de la decisión qué tomé”.
Fiszman también comparte el impacto que su maternidad tuvo en su carrera: “Renuncié a la empresa en la que trabajaba porque – en su momento – no tenía horario flexible, a los 2 días que me fui me llamaron para que los ayude con temas que necesitaban resolver y terminé trabajando casi un año como consultora, o sea que perdieron a una colaboradora que necesitaban por no poder adaptarse a las necesidades que tenemos como madres”.
Del Villar concluye con una frase de Marie Curie: “Sé menos curioso acerca de las personas y más curioso acerca de las ideas”. Un concepto que Fiszman completa: “Creo que nuestras hijas e hijos cuando lleguen a la edad laboral van a tener mucho más incorporado la igualdad de derechos. Ojalá algún día no se hable de mujeres líderes, sino sólo de líderes, de manera que tener ambas condiciones a la vez ya no sea una novedad”.
[1] https://www.mckinsey.com/industries/technology-media-and-telecommunications/our-insights/repairing-the-broken-rung-on-the-career-ladder-for-women-in-technical-roles
[2] https://elpais.com/educacion/2022-02-11/alarma-por-la-brecha-de-genero-educativa-la-proporcion-de-mujeres-cae-cada-curso-en-matematicas-informatica-y-tecnologia.html