La llegada de la industria fintech al mercado mexicano ha provocado una ola de disrupción en la industria de la banca tradicional.
El crecimiento de la industria fintech ha sido tan impactante que, de acuerdo con la novena edición del Reporte Nacional de Inclusión Financiera, de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), para 2022 el valor de este mercado en México llegará a más de 68 mil millones de dólares.
La innovación genera competitividad en una industria que ha registrado un sinfín de quejas por parte de los usuarios. De acuerdo con el Buró de Entidades Financieras, durante 2018 se registraron 9.4 millones reclamaciones a bancos, un incremento de 6.3% respecto al año anterior. Esta ventana de oportunidad está siendo atacada por las fintech. Por lo mismo, las entidades financieras tradicionales se ven obligadas a trabajar en disrupción tecnológica.
“Los bancos está intentando mejorar a las fintech y a los mismos bancos; asimismo, las fintech intentan mejorar los nuevos desarrollos de los bancos. Esta competencia genera un círculo virtuoso en el que el ganador es el consumidor financiero”, señala Sebastián Medrano, director de la fintech mexicana Coru.com.
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El mercado financiero del pasado acaparado por bancos era limitado, pues requieren de una infraestructura física para llegar a zonas marginadas en las que comúnmente no existen las condiciones para el desarrollo de estos espacios. Con la llegada de las fintech que, como su nombre lo indica (Finance and Technology), unieron la tecnología con las finanzas en busca de generar productos fáciles de contratar, entender y con costos que han permitido el acceso a un mayor número de personas, empresas, inversionistas y prestatarios.
¿Fintech versus bancos?
El sector bancario mexicano no ha tenido un aumento significativo en el número de instituciones, a diferencia de lo que ha pasado con las fintech. Hasta octubre de este año, el sector de banca múltiple en México está integrado por 51 instituciones en operación, una más que las registradas en febrero 2018, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Por su parte, en México se crearon 98 empresas de tecnología financiera en el último año, con lo que el total ascendió a 394. Esa cifra lo coloca como el líder de América Latina, por delante de Brasil (380), según datos del ‘Fintech Radar 2019‘, elaborado por Finnovista.
“Las fintech, a través de sus modelos disruptivos, entendieron el mercado y se fijaron en los usuarios que usualmente habían sido desechados por los bancos tradicionales, de ahí que su crecimiento ha sido continuo y no se vislumbra que vaya a parar en un futuro cercano”, indica Medrano Gallo.
Actualmente las fintech presentan distintas ventajas como un modelo que se basa en las necesidades de sus clientes, su interfaz es fácil de utilizar; además de que utilizan tecnologías como Inteligencia Artificial (IA). Por su parte, la banca tradicional también ha generado innovación en sus productos, pero no siempre basada en las necesidades de sus usuarios.
En un país donde existe una penetración de 96.3 celulares por cada 100 habitantes y donde más de 74 millones de personas cuentan con internet, las fintech cuentan con un terreno amplio de posibles clientes.
Competitividad en países en vías de desarrollo
En México y en Latinoamérica, la necesidad de innovar es aún mayor que en mercados como Estados Unidos o Europa, dado que existe además un segmento importante de la población que no tiene acceso a los servicios financieros tradicionales. Según el U.S. Census Bureau, el 70.2% de la población adulta estadounidense cuenta con tarjetas de crédito (departamentales o bancarias), mientras que en México el porcentaje es de sólo 17% (15.1 millones), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018.
A nivel global, los bancos tradicionales no están explotando las herramientas digitales para innovar en la oferta de productos y servicios financieros, mientras que las fintech hacen lo contrario: aprovechan la innovación para ofrecer estos servicios, pero a un costo mucho más competitivo.
Sin embargo, la banca tradicional se está adaptando a la innovación tecnológica, ya que, en lugar de calificar a las fintech como competidoras, han decidido cooperar con ellas en alianzas o compras. Como ejemplo, tenemos la adquisición de Open Pay por parte de BBVA.