La infraestructura tradicional enfrenta obsolescencia prematura ante cargas de trabajo que demandan 25 kW por gabinete y refrigeración líquida.
La inteligencia artificial no incrementa gradualmente las necesidades de infraestructura: las multiplica. Las cargas de trabajo de IA requieren hasta 10 veces más potencia por gabinete y cuatro veces más cableado de fibra que un centro de datos convencional. Esta brecha técnica está forzando una reinvención estructural de instalaciones que, en muchos casos, operan desde hace menos de una década.
Víctor Juárez, Gerente de Desarrollo de Negocios para América Latina en Panduit, expuso durante el Data Center 4U Summit que el cambio no es incremental, sino disruptivo. “Estamos frente a un cambio que no solo incrementa la capacidad requerida, sino que impone nuevos retos en energía, redes y enfriamiento que, bien gestionados, representan oportunidades de negocio”, afirmó.
Números que definen el desafío
La adopción de IA crece a una tasa anual compuesta del 40%, según Grand View Research. Para 2025, el 10% del consumo energético de los centros de datos estará destinado a cargas de trabajo de IA, de acuerdo con Uptime Institute. McKinsey proyecta que, para 2027, el uso de energía de la IA generativa será casi el doble que el de todos los centros de datos estadounidenses en 2022.
Estas cifras se traducen en desafíos concretos: acceso a capacidad eléctrica escalable en megavatios o gigavatios, gestión de densidades de potencia superiores a 25 kW por rack, transmisión de datos a 400G y 800G, y refrigeración líquida capaz de reducir hasta 92% la energía requerida para enfriar un servidor.
Las densidades superiores a 20 kW por rack están impulsando tecnologías como intercambiadores de calor en puerta trasera (RDHX), refrigeración directa al chip e inmersión. Sin embargo, su implementación enfrenta limitaciones físicas: altura insuficiente del piso elevado para tuberías o coexistencia con sistemas de enfriamiento por aire.
Latinoamérica acelera pero enfrenta brechas
México se consolida como polo regional con desarrollos en Ciudad de México, Querétaro, Guanajuato y Monterrey. En Sudamérica destacan Bogotá, Medellín, Río de Janeiro y São Paulo. Chile mantiene crecimiento sostenido. La velocidad de implementación determina quién retiene inversiones y atiende demanda.
El mayor riesgo es la obsolescencia prematura de centros de datos con menos de 10 años de operación, cuya arquitectura no soporta demandas actuales. El retrofit para integrar refrigeración líquida y redes de alta velocidad implica múltiples variables de ingeniería.
“El reto está en anticipar actualizaciones y convertirlas en ventaja competitiva. La modernización no debe verse solo como un gasto, sino como una oportunidad para reposicionarse en un mercado que evoluciona a gran velocidad”, enfatizó Juárez.







