El neobanco cripto impulsado por a16z y Giant Ventures procesó US$100 millones en su primer año, transformando el comercio entre EE.UU. y Latinoamérica con USDT y USDC.
Tres graduados de Princeton y MIT que pasaron años moviendo contenedores de electrónicos entre continentes acaban de cerrar una ronda de inversión de US$5 millones. No construyeron otra plataforma de logística. Construyeron Shield, un neobanco que convierte las stablecoins en alternativa real al sistema bancario tradicional para el comercio global.
La ronda semilla liderada por Giant Ventures, con participación de a16z crypto, Factor Capital y ejecutivos de Bank of America, Coinbase y American Express, eleva el financiamiento total de Shield a US$7 millones. Las cifras operativas validan la apuesta: US$100 millones procesados en el primer año, con US$40 millones únicamente en el último mes.

Los fundadores Luis Carchi, Isaiah Udotong y Emmanuel Udotong.
El problema que nadie más estaba resolviendo
Luis Carchi, CTO y cofundador de Shield, conoce el dolor de primera mano. Mientras trabajaba en el equipo de producto de Facebook, operaba un negocio paralelo exportando electrónicos desde Miami hacia Ecuador. “Las transferencias bancarias tardaban días y costaban entre 2% y 7% del valor total”, explica en entrevista exclusiva con The Standard CIO. “Con stablecoins, recibes el pago en minutos y el costo va desde centavos hasta pocos dólares”.
La experiencia de Carchi replica la de sus cofundadores Emmanuel e Isaiah Udotong, hermanos que también movieron millones en productos a través de cuatro continentes antes de fundar Shield. Esta trayectoria les dio visibilidad directa sobre una realidad incómoda: los bancos tradicionales no están diseñados para servir al comercio global de pequeñas y medianas empresas.
“Los exportadores enfrentan comisiones elevadas, demoras y cierres repentinos de cuentas”, señala Emmanuel Udotong, CEO de Shield. La plataforma elimina estos puntos de fricción permitiendo transacciones en USDT, USDC y USD con estándares estrictos de cumplimiento normativo.
De 30 fracasos a US$150 millones procesados
La historia de Shield no fue lineal. Carchi y los hermanos Udotong se conocieron en un campamento de verano (LEDA) durante la secundaria, fueron compañeros en Princeton y presenciaron juntos el rally de Bitcoin a US$20,000 durante las vacaciones de invierno universitarias. La fascinación con descentralizar las finanzas mundiales quedó sembrada.
Pero pasaron tres años después de graduarse antes de fundar Shield. “Empezamos en ciberseguridad cripto y lanzamos 30 aplicaciones que fracasaron”, reconoce Carchi sin rodeos. El pivote llegó al identificar que los exchanges eran uno de los pocos sectores cripto que generaban ingresos consistentes.
El punto de inflexión fueron los contactos de Carchi en el sector exportador, quienes llegaron con un problema concreto: “Tengo clientes que quieren pagarme en USDT pero no lo entiendo”. Ahí validaron la demanda real y construyeron la infraestructura técnica y de cumplimiento para escalar.
El caso boliviano y la urgencia latinoamericana
Las stablecoins no son una novedad tecnológica para Shield. Son la solución a problemas sistémicos que los gobiernos no están resolviendo. Carchi comparte un caso revelador: “Un cliente mencionó que sus compradores bolivianos dejaron de comprar súbitamente. El gobierno de Bolivia gestionó mal sus reservas en dólares y ahora no puedes enviar transferencias desde bancos bolivianos hacia Estados Unidos por escasez de divisas. Con USDT, esos clientes volvieron a comprar”.
Este patrón se replica en mercados como Argentina, donde controles cambiarios estrictos dificultan operaciones legítimas, o en economías con inflación de tres dígitos donde mantener valor en moneda local equivale a perder poder adquisitivo diariamente.
Shield actualmente opera desde su sede en Miami sirviendo a empresas estadounidenses en múltiples estados, con licencia VASP para la Unión Europea. Sus clientes comercian con contrapartes en Colombia, Brasil, Perú, Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Panamá. El perfil típico: empresas con compradores internacionales en sectores que van desde mayoristas hasta software e inmobiliarias.
El momento Trump y el cambio de percepción
La administración Trump introdujo un elemento catalizador que no es legislativo per se, sino cultural. “Más que la legislación, la postura favorable a criptomonedas aportó credibilidad y redujo percepciones negativas”, explica Carchi.
El contraste con la era Biden es marcado. “Las criptomonedas nunca fueron ilegales en Estados Unidos, pero la falta de regulaciones y las políticas de la administración anterior hicieron que las empresas se mostraran recelosas”. La Ley GENIUS representa un paso adelante, pero Carchi identifica el cambio de tono como lo más impactante.
Instituciones financieras que antes rechazaban cualquier vínculo con cripto ahora desarrollan proyectos propios: JP Morgan Chase, Bank of America, BlackRock. Esta legitimación ha facilitado dramáticamente la captación de clientes para Shield. “Empezamos temprano con mucha fricción, pero una vez que se abrió el nuevo entorno político, ya estábamos en el lugar correcto”, reconoce Carchi.
Cumplimiento normativo como ventaja competitiva
Shield no está construyendo una plataforma que evade regulaciones. La construye alrededor de ellas. Registrada como Money Services Business (MSB) ante FinCEN en Estados Unidos y licenciada como casa de cambio cripto en la Unión Europea, la empresa integra herramientas líderes de KYC, AML y control de sanciones, incluyendo Persona y Elliptic, para garantizar cumplimiento en cada transacción.
“El cumplimiento normativo es el verdadero desbloqueo”, afirma Emmanuel Udotong. “Ofrecemos la velocidad y el ahorro de costos de blockchain con las salvaguardas y confianza de un banco regulado”.
Esta postura no es defensiva sino estratégica. Carchi identifica el uso indebido de stablecoins para delitos financieros como el principal riesgo del sector. “A veces las empresas no conocen los procesos y controles adecuados que se necesitan. Shield está invirtiendo activamente en nuestro programa de cumplimiento y educando a las empresas sobre normativa estadounidense”.
El mercado de US$4 billones y la ventana latinoamericana
Con el mercado cripto valorado en US$4 billones y US$100 mil millones en volumen diario de stablecoins a nivel global, Latinoamérica representa una oportunidad desproporcionada. No por el tamaño de sus economías, sino por la intensidad de sus problemas financieros.
Carchi evita proyecciones específicas pero señala lo evidente: “Esto no ha hecho más que empezar. En este momento los innovadores están utilizando stablecoins y pronto se convertirán en algo habitual, pero llevará tiempo y será necesario el apoyo continuo de los reguladores”.
Los aceleradores identificados: regulación positiva que oriente a las empresas y educación sobre casos de uso prácticos. Los frenos potenciales: regulaciones negativas o uso indebido que genere mala prensa y retrocesos políticos.
Shield planea usar el nuevo capital para ampliar cobertura de licencias, expandir su suite de productos, entrar en nuevos verticales y construir un motor de cumplimiento de próxima generación para comercio global. La empresa aún analiza qué mercados latinoamericanos priorizar para expansión directa, evaluando normativas específicas país por país.
Más allá del hype: infraestructura financiera real
Lo relevante de Shield no es la tecnología blockchain en sí misma, sino cómo la implementa para resolver problemas comerciales concretos. No venden exposición a volatilidad cripto ni prometen retornos especulativos. Construyen rieles de pago que funcionan cuando los tradicionales fallan.
El respaldo de Giant Ventures y a16z crypto valida la tesis, pero son los US$150 millones procesados en transacciones reales (la cifra actualizada según la entrevista) los que prueban tracción de mercado. Cuando un importador boliviano puede volver a comprar productos estadounidenses porque USDT evita las restricciones bancarias locales, la narrativa deja de ser tecnológica para volverse puramente económica.
El equipo fundador —exejecutivos de Facebook y McKinsey con experiencia operativa real en comercio internacional— construyó desde el entendimiento de que la infraestructura financiera no es neutral. Tiene ganadores y perdedores por diseño. Las pequeñas y medianas empresas en mercados emergentes han sido perdedoras sistemáticas en el sistema tradicional.
Shield no democratiza acceso por altruismo. Lo hace porque identificó un segmento masivo y desatendido dispuesto a pagar por soluciones que funcionen. La inversión de US$5 millones respalda la hipótesis de que ese mercado es suficientemente grande para construir un negocio significativo.
En un sector donde abundan las promesas y escasean los resultados tangibles, Shield presenta una propuesta inusual: números reales, clientes pagando y problemas genuinos resolviéndose. La pregunta no es si las stablecoins transformarán el comercio transfronterizo. Es cuánto tiempo tomará y quién capturará ese valor. Shield apuesta que llegó primero al lugar correcto.